miércoles, 1 de agosto de 2012

LA BRÚJULA DE LAS REGLAS ORTOGRÁFICAS

En este espacio encontraras reglas ortográficas para mejorar tu redaccion  y manera de expresarte

http://cplosangeles.juntaextremadura.net/web/edilim/tercer_ciclo/lengua/ortografia/uso_de_la_j/uso_de_la_j.html



ELEMENTOS DE LA ORACIÓN: SUJETO Y PREDICADO
  
1) El sujeto: núcleo y complementos. Clases de sujeto

El sujeto es la palabra que indica la persona, animal o cosa de la cual se habla:”El peligro existe”; “Yo estuve enfermo”; “Los bueyes arrastraban las carretas”; “Tú serás operado pronto”. Para reconocerlo, se debe realizar la pregunta ¿Quién o qué cosa realiza la acción? o ¿De quién o de qué se habla?. Ej. “Los perros corrían rápidamente por el sendero” ¿Quiénes corrían?, ¿De quién se habla? la respuesta es el sujeto de la oración: los perros. Otra manera de reconocer el sujeto es por la concordancia en persona (1ª, 2ª o 3ª) y número (singular o plural) con el verbo de la oración: “Los gatos persiguen a los ratones” (3ª plural); “El médico revisó al pequeño” (3ª singular); “Nosotros queremos un mundo mejor” (1ª plural).
El sujeto puede ser:
·                       Un nombre: “Madrid es una ciudad”; “La escobita nueva barre bien”.
·                      Un pronombre: “Alguno vendrá a verte”; “Yo no creo ese asunto”
·                      Un verbo: “Trabajar es bueno”; “Fingir es algo indigno”
·                      Una oración: “No es cierto que me haya regalado unos libros”.

 El núcleo del sujeto es la palabra más importante, a la cual se le pueden añadir modificadores o complementos. El núcleo del sujeto siempre será un sustantivo, un pronombre o una palabra sustantivada. Ej. “Caracas, capital de Venezuela, era muy hermosa”; “Ella, la hermosa, tenía techos rojos y blancas palomas antaño”.
 Los complementos o modificadores se añaden al núcleo para completar su significado. Estos complementos pueden ser: a) un adjetivo: “Las casas nuevas están lindas”; b) un adjetivo unido mediante un artículo: “Las casas, las mejores, están lejos”; un sustantivo unido mediante una preposición: “Las campanas de la Iglesia tañen tristes”; un sustantivo en aposición: “Un médico soldado me atendió”; un frase en aposición: “ Bello, forjador de ideas, fue un humanista”; una oración: “El niño que está cerca de ti es un muchachito simpático”.

 Estos modificadores, también se pueden clasificar desde otro punto de vista (Munguía Zatarain, I. y otros. 2002) y, en tal caso, se dirá que el núcleo del sujeto puede estar acompañado de modificadores directos y modificadores indirectos. Los primeros acompañan al nombre para agregar algo a su significado o para precisarlo y debe concordar en género y número; por lo tanto, esta fusión será desempeñada por los adjetivos y los artículos: “Los espejos reflejan la imagen”; “Un leve temblor lo delataba”; “Sus pasos cansados se oían en la oscuridad”. Los denominados modificadores indirectos están constituidos con preposiciones y también se conocen con el nombre de complementos nominales: “La casa de mi niñez ya no existe”; “El estudio de los astros empezó hace mucho tiempo”.
El sujeto que no tiene modificadores o complementos y solamente se reducen al núcleo se denomina simple o incomplejo: “Rómulo fundó Roma”; el que se forma con diferentes complementos se llama complejo: “El caballo de carrera es veloz”. En caso de haber dos núcleos, se tratará de un sujeto compuesto o doble: “El perro y el gato pelean”. Muchas veces, el sujeto puede estar sobrentendido, implícito o tácito ya que no se menciona porque se puede inferir fácilmente: “Así habló de Daniel a los huéspedes y dijo que no lo repetiría” (en la segunda oración: “dijo que…”, el sujeto es el mismo).


2) El predicado y sus complementos
  
El predicado es la parte de la oración que expresa la acción realizada por el sujeto o los diferentes estados en los que éste puede encontrarse; es decir, corresponde a todo lo que se dice del sujeto y está formado por un verbo y sus complementos. Ej. “Emilio cayó”; “El padre vela por sus hijos”. El núcleo del predicado siempre será el verbo, sobre el que se apoyan las demás palabras que le añaden complementación al sentido del mismo. Si el verbo es ser o estar, el núcleo está constituido por el verbo unido a un sustantivo: “La ardilla es inquieta”. El atribuyo es la cualidad o propiedad que se aplica al sujeto por medio del verbo ser, estar u otro copulativo: “Todos eran esclavos”. Para la Real Academia, el atributo es denominado predicado nominal, que se junta al sujeto por medio del verbo copulativo.
El núcleo del predicado siempre será la palabra mas importante y concuerda con el sujeto en número y persona; de ésta forma se reconocerá el núcleo del predicado: “Te encantan los frijoles”; el verbo encantan concuerda en 3ª persona del plural con el sujeto frijoles. El predicado se reconoce también preguntando ¿Qué se dice del sujeto? Y las respuesta constituirá el predicado: “Las aves vuelan muy bajo en esta época del año”, ¿Qué se dice del sujeto aves? Que “vuelan muy bajo en esta época del año”; por consiguiente, éste será el predicado.
 División del predicado: verbal y nominal
·                      Es nominal cuando está expresado por el verbo ser u otro copulativo, seguido de sustantivo o adjetivo: “Dios es inmortal”; “El hombre está molesto”. En ambos casos, los predicados son simples; si los sustantivos o adjetivos del predicado son dos o más, el predicado será compuesto: “Es un bueno, fiel y gran compañero”. Los verbos copulativos no tienen un significado pleno; por lo contrario, se acompañan de un adjetivo, sustantivo o una oración que aportarán información al predicado.
·                      El predicado verbal se expresa por otro verbo cualquiera: “Yo canto por las mañanas”, “Pedro sale temprano a su trabajo”. Tiene como núcleo un verbo con significado pleno; es decir, por sí mismo puede predicarlo dar una información. La estructura del predicado verbal está conformada por el verbo que funciona como núcleo y por los complementos verbales.

 Los complementos verbales
 Los complementos del verbo son: objeto o complemento directo, objeto o complemento indirecto, complemento circunstancial, complemento predicativo y complemento agente.
·                      Complemento directo
 Representa el objeto de la acción del verbo. Al comprar, leer o escribir, compramos, leemos o escribimos algo; ese “algo” es el complemento directo, en el que recae directamente la acción verbal. El complementa completa el significado del verbo, porque añade a la expresión de la acción la del objeto sobre el cual se ejerce: “comieron naranjas”, “hemos escalado un monte”, “pintarán la pared”, etc. (Marsá, F. 1976).
Cuando el complemento directo es una persona o cosa personificada lleva la preposición “a”: “avisé a su tío”, llamé a los alumnos”. Solamente en caso de que se trate de personas completamente indeterminadas puede omitírsela preposición: busco un secretario”, vi unos muchachos”. Los pronombres uno, otro, todo, ninguno, cualquiera, cuando se refieren a personas, y alguien, nadie, quien suelen ir acompañados de la preposición “a”: “no conozco a nadie”, “llama a otro”.
Para determinar un complemento directo, se pueden seguir los siguientes pasos: a) Se buscan el verbo y su correspondiente sujeto; b) Se antepone la pregunta ¿Qué es lo que…? c) La respuesta es el complemento buscado. Ej. “Mi tío firmará un contrato”; el sujeto es “Mi tío” y el verbo “firmará”; la pregunta seria ¿Qué es lo que mi tío firmará?, y la respuesta es el complemento directo: “un contrato”.

Los verbos que admiten complemento directo se llaman transitivos, porque la acción pasa a otra persona o cosa (expresa o tácita). Ej. “Recibí un premio”; la acción de “recibir” pasa a “premio”, que es el complemento directo de esta oración En otras palabras, el verbo transitivo denota una acción que sale del sujeto y pasa a otra persona o cosa. En todo caso, se debe observar que, según la nueva doctrina académica, para que un verbo sea transitivo no basta que pueda llevar complemento directo; por el contrario, se necesita que lo lleve en la oración que se está analizando.
El complemento directo también puede ser reconocido mediante la sustitución de lo que se sospecha como tal, por los pronombres lo, la, los, las. Ej. “Nosotros probamos el vino”: “Nosotros lo probamos”. De la misma forma, se puede reconocer cambiando la oración transitiva en voz pasiva; de manera que el complemento directo pasa a ser sujeto: “Nosotros estudiamos lenguaje”; “El lenguaje es estudiado por nosotros”.
·                       Complemento indirecto
 Expresa la persona o cosa que recibe daño o provecho de la acción del verbo; o la persona o cosa a que se dirige o destina la acción verbal: “Envié unos libros a mi primo”. El complemento indirecto es “a mi primo”, porque es aquél a quien se envían los libros. Los complementos indirectos llevan siempre una de las preposiciones “a” o “para”; solamente se omiten ante una forma inacentuada del pronombre: “Me dijo la verdad”; el complemento indirecto es “me”, equivalente a “a mí” .
La acción que termina en el complemento indirecto, generalmente ya ha sido ejecutada primero en el complemento directo; por eso denota la persona o cosa a cuyo provecho o daño se destina: “El poeta canta himnos a la patria”. “A la patria” es la palabra que recibe, no la acción del verbo, sino el objeto del verbo: “himnos”. Como este complemento va a terminar la acción o actividad del verbo, como en un receptor o destinatario, algunos también lo llaman complemento de término. A veces, el complemento indirecto no acompaña al directo; “Estas flores son para ti”.
Siempre este complemento está precedido de las preposiciones “a” o “para”, menos cuando su oficio quede encomendado a alguna de las formas pronominales: me, te, se, nos os, les, se, que nunca llevan preposición alguna: “Me dieron buenas noticias”, “Te compraron una camisa nueva”, “Nos dieron otra oportunidad”. Este complemento se reconoce por las preguntas ¿A quién? o ¿Para quién?; ¿A qué? o ¿Para qué?. Ej. “Traje unas flores a mi hermana?; se hace la pregunta ¿Para quién las traje? y la respuesta es el complemento indirecto: “mi hermana”. El complemento indirecto también se puede reconocer sustituyendo por los pronombres le o les; sin embargo, esto solamente es posible cuando se trate de un complemento indirecto que corresponde a la 3ª persona: “Olga solicitó las cartas a su hermana”: “Olga le solicitó las cartas”. También es bueno acotar que, a veces, puede haber dos complementos indirectos en una sola oración: “A mi amiga Mireya le preparé un dulce para sus compañeros de trabajo”
·                      Complemento circunstancial
 El complemento circunstancial expresa la manera, el tiempo, el lugar y las demás circunstancias en que se realiza la acción verbal; o sea que complementa la significación del verbo expresando alguna de las circunstancias en que éste cumple su acción. Ej. “hablo el jueves”, “hablo en el teatro” , “hablo con elocuencia”. Las circunstancias son muy variadas y cada una de ellas dan nombre a los diferentes complementos que las expresan: “San Martín murió en Francia” (c. c. de lugar); “Granada fue conquistada en 1492” (c.c. de tiempo); “Lope de Vega escribía con pasmosa facilidad” (c.c. modo); “Recibí un libro por correo” (c.c. de medio); “Lucas está con nosotros” (c.c. de compañía); “La casa se vende por doscientos millones” (c.c. de cantidad); “Cicerón escribió un tratado sobre la amistad” (c.c. de argumento); “Trabaja por la recompensa” (c.c. de fin); “Un incendio puede nacer de una chispa” (c.c. de origen); “Nadie te supera en inteligencia” (c.c.de relación).

Como se puede observar en los ejemplos anteriores, los complementos circunstanciales van precedidos de diversas preposiciones; pero a veces de ninguna: “La encomienda llegó el primero de enero”. A menudo, el complemento está formado por un adverbio: “Llegarán mañana”; “Todos estaban allí”.
El complemento circunstancial se reconoce de dos modos: a) por la preposición que casi siempre los anuncia (donde hay preposición hay complemento); b) para clasificar el complemento, se realizan las siguientes preguntas: ¿Cuándo?, ¿Dónde?, ¿Cómo?, etc.
·                     Complemento predicativo
 Es el complemento que predica o informa sobre las cualidades, atributos o peculiaridades del sujeto Aparece en las oraciones de predicado nominal; es decir, con los verbos copulativos ser y estar: “Roberta era mi amiga”; también puede presentarse con verbos de significado pleno: “Las paredes se encontraban desvastadas”. (Munguía Zatarain, I. y otros. 2002).
El predicativo se reconoce porque siempre se refiere al sujeto de la oración y, en muchos casos, concuerda con él en género y número; sin embargo, es posible encontrar predicativos que se refieren al complemento directo y concuerdan con él en género y número: “El juez juzgó culpable al acusado”. Este complemento no debe confundirse con los complementos circunstanciales de modo, puesto que éstos no pueden estar constituidos por adjetivos.
·                      Complemento agente
 Este complemento solamente aparece en las oraciones pasivas y designa al agente de la acción verbal y se introduce por la preposición por. Ej. “El niño es acunado por su madre”. Cuando existe complemento agente en una oración pasiva, ésta se clasifica como primera de pasiva y, cuando no existe, se denominaría segunda de pasiva: “El jardín es regado” (no se dice “por quién es regado”).

tomado de:

domingo, 29 de julio de 2012


Bitácora de Lengua Castellana para el Tercer Trimestre

Las preposiciones

La preposición es una palabra que relaciona los elementos de una oración.
Las preposiciones pueden indicar origen, procedencia, destino, dirección, lugar, medio, punto de partida, motivo, etc.
Las preposiciones son: a, ante, bajo, con, de, desde, durante, en, entre, excepto,
hacia, hasta, mediante, para, por, salvo, según, sin, sobre y tras.

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A


dirección:
Voy a casa.

tiempo:
Llegué a las once de la noche.

precio:
Las patatas  están a dos pesos el kilo.

día:
Estamos a 1 de enero de 1999

dirección:
El balcón de mi casa da al sur.

periodicidad:
Tómalo dos veces a la semana.

situación: 
Está a la derecha.

complemento directo:
¿Ves a Roberto?

complemento indirecto:
Se lo di a José.

manera: 
Vamos a pie.

para indicar futuro:
¿Vais a viajar el verano que viene a Barcelona?

imperativo:
¡A callar!
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ANTE


situación:
Estaba ante mí.

preferencia:
Ante nada, María.

respecto:
Ante lo que dice José, me callo.


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BAJO


lugar:
El libro estaba bajo la mesa.

modo:
Bajo la dirección de José Heredia.


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CON


medio:
Escribía con el lápiz.

modo:
Hazlo con cuidado.

compañía:
Fui con Inés.

motivo:
Se enfermó con el frío que hizo anoche.


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DE


procedencia:
Soy de Cuba.

pertenencia:
Esta camisa es de José.

dirección:
Salí de la escuela a las 11.

materia:
La mesa es de madera.

tema:
Hablamos de la economía nicaragüense.

modo:
Ernesto está de director.

tiempo:
Vamos, ya es de noche.

contenido:
¿Dónde está mi libro de historia?

tiempo:
Abierto de 10 a 17.

modo:
Estoy cansadísimo, vine de pie (=parado) en el autobús.


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DESDE


tiempo:
La clase es desde las 5 hasta las 6 y media.

lugar:
Desde aquí se ven muy bien los músicos.


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DURANTE


tiempo:
¿Qué vas a hacer durante la noche?


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EN


lugar:
Ella está en su casa.

medio:
Vino en barco.

tiempo:
En primavera me gusta montar en bicicleta.

precio:
Vendió su yate en/por10 mil dólares.

dirección:
Entró en su casa.

modo:
Me lo dijo en un tono que no me gustó nada.


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ENTRE


hora:
Entre las dos y las tres.

lugar:
Su casa estaba entre un cine y una farmacia.

lugar impreciso:
Estaba entre la multitud.


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EXCEPTO


excepción:
Iremos todos excepto José, él es un mentiroso.


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HACIA


dirección:
Miré hacia la orilla y ya no había nadie.

hora:
Ella llegó hacia las dos de la mañana.


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HASTA


límite:
Llegó hasta Los Pirineos.

hora límite:
Estuve esperándote hasta las diez.


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MEDIANTE


medio:
Mediante estas reglas, lograremos mejores resultados.


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PARA


dirección:
Salió para Madrid.

objetivo:
Lo hace para salir bien en los exámenes.

tiempo:
Para mañana estará hecho.

finalidad:
Lo compré para  Ernesto.


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POR


lugar: 
 Paseamos por el parque.

causa: 
Brindemos por Vicente, se lo merece.

motivo:
Si lo hago, es sólo por  ti.

tiempo indeterminado:
Por la mañana, siempre tengo prisa.

precio:
Se lo vendí por 15 mil escudos.

medio:
Enviamos el paquete por avión.

tiempo aproximado:
Nos veremos por el invierno.

modo:
Por la fuerza no conseguirás nada.

distribución:
Sale a dos lápices por persona.

velocidad:
Iba conduciendo, por lo menos, a 180 kilómetros por hora.

periodicidad:
Vamos al gimnasio dos veces por semana.


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SALVO


excepción:
Todos irán salvo José.


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SEGÚN


modo
Lo haremos según lo ha dicho Roberto.


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SIN


privación:
Estaba sin conocimiento.


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SOBRE


lugar: 
El libro está sobre la mesa.

hora aproximada:
Llegaron sobre las dos.

tema:
Hablábamos sobre problemas actuales.


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TRAS


tiempo:
Tras haber dormido toda la mañana, se despertó feliz.



 Tomado de: http://babelnet.sbg.ac.at/carlitos/ayuda/ayuda_centro.htm

TALLER INTERACTIVO
((No pases de largo recuerda que la curiosidad mato al gato  haz clic)



http://www.ceipjuanherreraalcausa.es/Recursosdidacticos/SEXTO/datos/01_Lengua/datos/rdi/U09/05.htm

http://www.ceipjuanherreraalcausa.es/Recursosdidacticos/QUINTO/datos/01_Lengua/datos/rdi/U14/06.htm
Las conjunciones

Las conjunciones son palabras que no tienen variaciones en su empleo, aunque cumplen en las oraciones la función de relacionar algunos de sus elementos, haciendo que toda la oración adquiera un sentido expresivo completo.

Clasificación de las conjunciones.

Las conjunciones se clasifican en diversos grupos, atendiendo a la función que cumplen en el relacionamiento de los componentes de una oración.

Conjunciones coordinantes — que vinculan componentes de una oración que tienen un nivel equivalente. Comprenden los siguientes sub-grupos:

·      Conjunciones copulativas — que unen los componentes de una oración: sonY, E, NI, QUE.
Y - E — integran dos complementos en la acción del verbo: Fuimos a Londres y a París. Cuando la palabra siguiente comienza por I, se sustituye Y por E para evitar el efecto cacofónico: Eres necio e ignorante; no puedes mezclar peras e higos.
NI — cumple la misma función entre proposiciones negativas: No fuimos a Londres ni a París.
QUE — funciona como conjunción cuando no resulta viable sustituirla por CUAL (precedida del artículo que corresponda); porque si eso es posible, no se trata de la conjunción sino del pronombre que: Estoy esperando que vengas (conjunción); el libro delque (del cual) estamos hablando (pronombre).

·   Conjunciones disyuntivas — al unir las oraciones o las palabras, expresan una elección entre opciones: son O, U, SEA, BIEN:
Tendré que elegir entre viajar a Londres o a París. Cuando la palabra siguiente comienza por O, se sustituye ésta por U: Tiene que elegir entre uno u otro.
Tendré que esperarla, sea que venga o no.
Puedes tomar el sol bien en la terraza, bien en el jardín.
Es bastante frecuente la acumulación incorrecta de las conjunciones Y con O; pretendiendo con ello cubrir tanto la alternativa como la oposición:
Vendemos productos argentinos y/o brasileños.
Se trata de un empleo claramente incorrecto, por cuanto esas conjunciones expresan contenidos idiomáticos totalmente incompatibles:
Vendemos productos argentinos y brasileños.
Importaremos productos argentinos o brasileños.

·   Conjunciones adversativas — presentan opciones excluyentes y contrapuestas: son AUNQUE, PERO, MAS, EMPERO, SINO, SIQUIERAy las expresiones: AL CONTRARIO, ANTES BIEN, SI BIEN, NO OBSTANTE, SIN EMBARGO:
Iré a clase, aunque esté lloviendo.
Creo que son hermanos, pero no estoy seguro.
Desearía complacerte, mas no me es posible.
No pude lograrlo, empero haya hecho todo lo posible.
No llegué tarde a propósito, sino porque me quedé dormido.
No me han quedado ni siquiera unas moneditas.
No estoy equivocado, al contrario, tengo razón en lo que digo.
No ignoraba de qué estaba hablando, antes bien, estaba plenamente informado.
No es una mala película, si bien tampoco es una obra maestra.
Procuraré recibirlo, no obstante tener mi agenda completa.
Me aseguré que vendría, sin embargo todavía no ha llegado.
Debe distinguirse claramente la conjunción adversativa MAS (sin tilde), del adverbio de cantidad MÁS.

·    Conjunciones alternativas — que establecen alternaciones entre los términos de la oración: son ORA/ORA, YA/YA, SEA/SEA:
Ora leía el libro, ora observaba por la ventanilla.
Está absolutamente inquieta: ya va, ya viene.
Me da lo mismo, sea que llueva, sea que no.

·     Conjunciones subordinantes — que unen los componentes de una oración pero subordinando una a otra. Según la índole de la subordinación, se distinguen:

·         Conjunciones subordinantes causales — que indican la causa, razón o motivo. Son: PUES, PORQUE y la expresión PUESTO QUE:
No ignoraba de qué estaba hablando, porque estaba plenamente informado.
Lo recibí con todo gusto, pues me interesaba oír su opinión.
No me sorprendió lo dicho, puesto que ya lo sabía.
·      Conjunciones subordinantes comparativas — que establecen una comparación entre los términos que vinculan: son COMO y las expresiones ASÍ COMO, COMO QUE, DE ESTA MANERA.
Le atrae tanto el estudio como los deportes.
Lo interesa la música así como la literatura.
Le diré cuatro frescas, como que me llamo Juan.
Debes decirle todo, de esta manera estarás tranquilo.
En tiempos recientes se ha generalizado un uso incorrecto de la preposición comparativa como que, lugar de la preposición condicional como si:
Es como que fuera un extraterrestre.
en lugar de:
Es como si fuera un extraterrestre.
·         Conjunciones subordinantes condicionales — indican la subordinación respecto de una circunstancia incierta o supuesta, que obra como condición: son SI, COMO y las expresiones SIEMPRE QUE, CON TAL QUE, DADO QUE, YA QUE, UNA VEZ QUE.
Le avisaré, si llego a tiempo.
Hazlo como puedas.
Le hablé como si fuera su padre.
Le diré eso siempre que me escuche.
Trataré de detenerlo con tal que lo alcance.
Espero que no se haya ido dado que se lo previne.
Debería guardar reserva una vez que se lo hayamos explicado.
·           Conjunciones subordinantes continuativas — que habilitan a proseguir el discurso: son PUES, ASÍ y las expresiones ASÍ QUE, AHORA BIEN, SOBRE TODO.
Espero me hayan comprendido, pues creo haberlo explicado bien.
Ese vestido está manchado: así no puedes presentarte.
Se lo dije claramente, así que espero que lo tome en cuenta.
El equipo hizo lo que pudo, ahora bien, debieron estar mejor preparados.
París es maravillosa, sobre todo en primavera.
Debe evitarse cuidadosamente el grueso error de confundir la prenda de vestir, el sobretodo, con la conjunción continuativa SOBRE TODO.
·         Conjunciones subordinantes finales — aportan en la oración una relación de finalidad: son PARA, PORQUE y las expresiones PARA QUE, A FIN DE QUE, CON EL FIN DE QUE.
Es necesario estudiar para enriquecer nuestros conocimientos.
Practico la computación porque me gusta.
Siempre hay que mantenerse mentalmente activo, a fin de superarse permanentemente.
Planificaron todo cuidadosamente con el fin de que nada fuera a fallar.
·              Conjunciones subordinantes temporales — vinculan los términos de la oración por relaciones de precedencia temporal: son CUANDO, ANTES, LUEGO, DESPUÉS, EN SEGUIDA.
Comenzó a llover cuando estaba llegando a mi casa.
Trataré de llegar a mi casa antes de que comience a llover.
Nos vemos luego.
Te llamaré por teléfono después de almorzar.
Iré a tu casa en seguida que termine mi horario de trabajo.
Debe notarse que la conjunción LUEGO, tiene matices idiomáticos; pues tanto puede emplearse para indicar que una acción se hará muy de inmediato (lo cual es usual y preferente en el habla de los países del área del Caribe), aunque en los países del área del Río de la Plata tiene un sentido en cierto modo dilatorio, indicando que la acción se ejecutará en breve, pero luego de un cierto lapso.

TALLER INTERACTIVO

(Encontraras un juego interactivo en el cual podrás practicar las conjunciones de manera muy divertida).




LOS SINÓNIMOS

Un sinónimo es una palabra que tiene un significado total o parcialmente idéntico a otra.
En castellano se usa en los textos para no repetir palabras, de manera que se enriquece el discurso.
No siempre la existencia de sinónimos constituye un apoyo al enriquecimiento de la lengua. En muchas ocasiones, se da preferencia a una de las formas por encima del resto y ello causa que esas otras formas entren en desuso hasta, incluso, poder llegar a desaparecer.

LOS ANTÓNIMOS

Los antónimos son aquellas palabras que expresan una idea opuesta o contraria a la expresada por otra palabra; por ejemplo, vicio es el antónimo de virtud, claro, de oscuro, amor de odio, grande de pequeño, ocio de trabajo, día de noche, joven de viejo, admiración de desprecio, alto de bajo, entre otros.

(TALLER DE PRACTICA INTERACTIVO INTÉNTALO )
TALLER

1. Relaciona las palabras con los sinónimos y antónimos correspondientes:

Sinónimos
presunción - bulla - indiferencia - gentileza - insignificancia - miedo - altruismo
Antónimos
valentía - silencio - desaire - misantropía - importancia - naturalidad - interés

Palabra           Sinónimo       Antónimo      Palabra            Sinónimo               Antónimo

Algarabía     __________    ___________  cobardía    _____________   _____________
Pedantería   __________     ____________ fruslería   _____________   _____________
Apatía           __________   ___________  filantropía  ____________    ______________ 
galantería      ___________  ___________



1.  2. Las palabras que van debajo son sinónimos y antónimos de las que están en la tabla. Colócalas en su sitio.
hastiar - divertir - levantar - empezar - suprimir - derribar - acabar - concentrar - rechazar
apenar - aceptar - disolver - concurrir - solidificar - dispersar - alegrar - establecer – fundir

Palabra        Sinónimo       Antónimo              Palabra          Sinónimo         Antónimo
Abatir    _____________    _______________   concluir  ____________    _____________
derretir  _____________    _______________     abolir      ____________   ____________
confluir  _____________   _______________     diluir       ____________    ____________
admitir   _____________   _______________     afligir       ____________  ____________



MEDIOS DE COMUNICACIÓN
MEDIOS DE COMUNICACIÓN


LA INTERNET:

Se denomina Internet al conjunto de redes informáticos interconectados que permiten la comunicación simultánea y recíproca entre millones de usuarios en todo el mundo. Carece de centros precisos, es de propiedad fragmentada y compartida, y su acceso es libre en muchas áreas o restringido en otros por cuestiones concretas. Generalmente para acceder a esta “red de redes” deben contratarse los servicios de un proveedor, que proporciona el software adecuado para PC y que posea un modem conectado a una línea telefónica. Internet nació en 1969, en EE.UU., como proyecto militar de descentralización informática; pero con el tiempo, fue utilizada por la comunidad universitaria para el intercambio de información científica. A partir de la década de los 80′, fue el sistema elegido por profesionales de diversos campos para la transmisión de información y como vía para el correo electrónico. Más recientemente, Internet ha ofrecido la posibilidad de mantener conversaciones en tiempo real, transferir toda clase de documentos, imágenes y videos, operar computadoras a distancia o consultar bibliotecas, archivos o catálogos de infinidad de empresas o instituciones.
Internet ha revolucionado el mundo de las comunicaciones, hecho que ha causado gran impacto a nivel social y cultural. Ha creado una nueva forma de vinculación entre personas, incluyendo la posibilidad de contactarse y conocer gente a través de este medio. Los usuarios de internet aumentan progresivamente día a día, al igual que el menú de opciones y posibilidades que ofrece la red.


EL CORREO ELECTRONICO:

Correo electrónico (correo-e, conocido también como e-mail ), es un servicio de red que permite a los usuarios enviar y recibir mensajes y archivos rápidamente (también denominados mensajes electrónicos o cartas electrónicas) sistemas de comunicación electrónicos. Principalmente se usa este nombre para denominar al sistema que provee este servicio en Internet, mediante el protocolo SMTP, aunque por extensión también puede verse aplicado a sistemas análogos que usen otras tecnologías. Por medio de mensajes de correo electrónico se puede enviar, no solamente texto, sino todo tipo de documentos digitales dependiendo del sistema que se use. Su eficiencia, conveniencia y bajo coste están logrando que el correo electrónico desplace al correo ordinario para muchos usos habituales.


  LA CARTA:

Cuando desea comunicarte con una persona que no está cerca, generalmente utilizas el teléfono. Pero si se dañan los teléfonos; ¿Que haces? La forma más fácil para comunicarte es enviar una carta. 


(conoce un poco de los medio de comunicación y haz clic aquí si aquí ) 




LA COMUNICACIÓN Y SU PROCESO






1) Emisor: es quien emite o genera un mensaje.

2) El receptor lo recibe.

En general estos roles de cambian, pensemos en un diálogo. A su vez, puede haber un receptor y muchos emisores, así como varios receptores y un emisor (una clase de Lengua, por ej.)

3) Canal: es el medio por el cual "viaja" el mensaje, ya sea el aire, una carta, por telefono, por la pc, etc.
4) El mensaje es puntualmente lo que el emisor trasmite, basado en un referente.
5) Código: es un siestema de simbolos que el emisor utiliza para enviar su mensaje que también es comprendido por el receptor. Me hace pensar a cuando somos chicos y nuestras madres nos dicen "hablo en Chino que no me entendes" jajaj...y si...hablaban un codigo que no comprendiamos (o no nos servia comprender)
Bueno, espero haya quedado claro...




Exposiciones – Biografías  (trabajo del 40%)



Tomás Carrasquilla

(Aguirre Villada Juan Pablo-Zapata Isaza JUlian-Alvarez Cardona Claudia Patricia-Zapata Vanegas Sara)


(Santo Domingo, 1858 - Medellín, 1940) Narrador colombiano cuya obra es una de las más importantes publicadas en su país en la primera mitad del siglo XX. Por su origen antioqueño y sus múltiples viajes por las localidades mineras, pudo novelar distintos aspectos de la historia, la cultura y la idiosincrasia de su región natal, por lo que se le ha considerado injustamente como folclórico y costumbrista, pero en realidad su estilo recuerda más bien a la literatura del Siglo de Oro.



Era hijo de Rafael Carrasquilla Isaza, ingeniero civil, y de Ecilda Naranjo Moreno, quien enseñaría el amor a las letras a su hijo. Durante su infancia alternó los estudios en la escuela de su pueblo natal, Santo Domingo, en Antioquia, con el ambiente de las minas en las que don Raúl trabajaba.

De esta época se sabe poco; su pasión por la lectura y otros aspectos se pueden entrever en el elemento autobiográfico de sus escritos. Durante un tiempo las labores mineras del padre llevaron a la familia Carrasquilla al pueblo de Concepción. Al escribir, Carrasquilla aprovechó todos los datos y caracteres familiares para involucrarlos en su obra. A los dieciséis años, el joven Tomás viajó a Medellín, donde ingresó en el colegio preparatorio de la Universidad de Antioquia y se matriculó en derecho. La guerra civil del año 1877 ocasionó el cierre de la Universidad: ya no volvería a las aulas.

Regresó a Santo Domingo donde se dedicó al oficio de sastre y a realizar frecuentes viajes a Medellín, para realizar algunos "negocios". Entre 1879 y 1891 fue secretario del juzgado del circuito y juez municipal. En 1888 su cuento Simón el mago le facilitó la entrada al Casino Literario, dirigido por Carlos E. Restrepo, futuro presidente de Colombia. En 1890 se publicó un volumen colectivo del Casino Literario.
Hacia 1892 don Tomás creó con algunos amigos una biblioteca pública en Santo Domingo y, para demostrar que "puede hacerse novelas sobre el tema más vulgar y cotidiano", escribió su primera novela: Frutos de mi tierra. Trata ésta sobre las aventuras del joven Agustín y de la familia Alzate y sobre la vida de un pueblo pequeño, de las envidias entre familias, los chismes y recelos, las pequeñas aventuras, todo con gran fidelidad y certeras pinceladas que retratan fielmente la realidad, "con lenguaje castizo y sostenida observación de caracteres", al decir de Pedro Nel Ospina, prologuista de la obra.
"Fue Tomás Carrasquilla -escribe Helena Iriarte- quien superó las formas planas, exteriores y un tanto insustanciales de los costumbristas y dio el viraje hacia un realismo rico, auténtico, que por fin iba a enfrentar y a reflejar la realidad conocida por su autor. Con Carrasquilla aparece en Colombia el escritor de oficio, no ocasional, que dedica su vida íntegramente a la literatura; con él surgen, como elementos fundamentales de la narrativa, la crítica social y lo esencial humano visto a través de personajes que, además de poseer sus propias características individuales, pertenecen a un momento específico, a una clase social determinada, cuyos vicios y virtudes reflejan, sin que por ello se conviertan en tipificaciones vacías."
Tras la publicación de Frutos de mi tierra, Carrasquilla viajó por primera vez a Bogotá, ciudad con la que no pudo entenderse. Con su novela ya editada a un costo de 45 centavos por ejemplar, regresó a su pueblo. Durante esta estancia en la capital, Baldomero Sanín Cano lo introdujo en los círculos intelectuales capitalinos, presentándole al ya famoso poeta José Asunción Silva, quien le pareció remilgado y postizo, tal vez por su fría y elegante cordialidad.
De nuevo en Antioquia, continuó sus viajes entre Medellín y Santo Domingo. Al sufrir una caída de un caballo, se vio obligado a permanecer inmóvil durante dos meses en Medellín, y cuando se repuso y regresó a Santo Domingo, una enfermedad en la garganta lo postró nuevamente.
Durante esta época redactó tres de sus más famosos cuentos: Blanca, Dimitas Arias y el legendario A la diestra de Dios Padre. Este último relata la historia de Peralta, un hombre generoso que auxilia a los miserables de la tierra y recibe la ayuda de Jesucristo dándole poderes para ejercitar mejor su labor; detiene a la muerte y le gana al diablo en el juego, y sube finalmente al cielo por la bondad de su actuación en vida. A la diestra de Dios Padre fue adaptado después para el teatro por el dramaturgo y director Enrique Buena ventura; el montaje tuvo gran éxito a nivel nacional e internacional. Dimitas Arias es el drama de un maestro tullido; al parecer, de hondas raíces autobiográficas.
Hasta 1903 Carrasquilla escribió El ánima sola, San Antoñito, El padre Casafús, la crónica El baile blanco y, en una semana, Salve, regina, que para el autor era lo único que le parecía bueno de su obra publicada: con soberbias impresiones del hermoso paisaje andino, Carrasquilla describe la sencilla piedad de las gentes del campo y los dramas de una joven pareja.
En 1904 el Banco Popular de Medellín se declaró en quiebra y, en su caída, arrastró a Carrasquilla. Obligado a aceptar un puesto en la mina de San Andrés, cerca de Sonsón, trabajó como encargado de provisiones entre junio de 1906 y principios de 1909. Aunque su producción literaria se vio afectada, la experiencia le sirvió para la observación de la realidad que era la materia prima de sus escritos. Obras de esa época son Entrañas de niño, relato de la vida y castigo de "un rapaz intratable, vacío, vanidoso", y la novela Grandeza.
Tomás Carrasquilla
En marzo de 1914 Carrasquilla escribió una columna semanal en El Espectador de Medellín. Esta etapa entre 1910 y 1914 en Medellín significó el encuentro del escritor con el ambiente nocturno y de bohemia de la capital de Antioquia, con sus tertulias literarias y sociales. Frecuentó cantinas como La Bastilla, Chantecler, El Globo y El Blumen. También fue miembro de tertulias como la de Susana Olózaga de Cabo y la de los clubes Unión, Cosmos y Jockey Club.

Desde agosto de 1914 se radicó en Bogotá, ocupando un empleo público de pequeña categoría en el Ministerio de Obras Públicas. Vivió por ese entonces en la casa de unos familiares de Jorge Isaacs. Al trasladarse El Espectador a Bogotá, Carrasquilla siguió colaborando con el periódico tanto con artículos como con el cuento La Mata, que aparecieron en las ediciones de Bogotá y Medellín. Este relato y "El rifle", aparecido en El Liberal Ilustrado, son sus únicos cuentos ambientados en Bogotá.
A comienzos de 1919 Carrasquilla regresó a Medellín y publicó por entregas la novela corta Ligia Cruz, en El Espectador, entre el 20 de noviembre y el 11 de diciembre de 1920. Aparecieron también en el mismo diario "El hijo de la dicha", "Palo negro", "Los Cirineos", "Fulgor de un instante" y "El superhombre". Cabe destacar que Carrasquilla gustaba de dictar sus obras y era poco amigo de escribirlas. En 1922 redactó el homenaje a José Asunción Silva Por el poeta, publicado en noviembre; Copas, en agosto de 1923, y sobre todo la novela corta El Zarco, editada en 1925 en Bogotá.
El año siguiente terminó de escribir La marquesa de Yolombó, que fue publicada dos años después. Afirma Helena Iriarte: "Ésta es, quizás, la mejor de sus novelas; en ella Carrasquilla plasmó su profundo conocimiento de los seres humanos, la agudeza de su crítica, la precisión de su realismo y la capacidad para ver a los personajes en sus permanentes cambios, para comprender la transformación, el debilitamiento de sus ideales y propósitos, la flaqueza del ánimo en las grandes empresas que se abandonan para satisfacer pequeños intereses, el deterioro que va causando el tiempo en el vigor y la belleza, la penetración de su inteligencia y su sensibilidad en lo más profundo de los seres humanos, lo cual impide que los personajes caigan en el estereotipo, en la generalización o en el lugar común. Es interesante anotar que las descripciones de tradiciones y creencias, de celebraciones, fiestas y ceremonias de carácter folclórico que aparecen en La marquesa de Yolombó no le dan a la novela carácter costumbrista; son elementos que enriquecen la recreación del ambiente, ya sea familiar, del pueblo o de los mineros y que, además, están en estrecha relación con personajes y acontecimientos; muestran también lo más entrañable y auténtico de la región y del poderoso sincretismo cultural que se ha ido consolidando y enriqueciendo a través de siglos de convivencia de razas cuyas características culturales se expresan a través de formas religiosas y supersticiones que han terminado por confundirse con un catolicismo ingenuo, compartido por señores, campesinos y esclavos...".
Desde 1926, la salud de don Tomás se vio seriamente afectada por trastornos circulatorios, la ceguera y una parálisis que lo inmovilizó, pero no impidió su creación literaria; dictó la trilogía Hace tiempos, que integran Por aguas y pedrejones, Por cumbres y cañadas y Del campo a la ciudad. Es esta trilogía una recopilación de sucesos autobiográficos y su última gran obra literaria.
En 1936 la Academia Colombiana de la Lengua le otorgó el Premio Nacional de Literatura y Ciencias José María Vergara y Vergara y un jurado compuesto por Baldomero Sanín Cano, Jorge Zalamea y Antonio Gómez Restrepo le reconoció como el primer novelista colombiano. Estos últimos años fueron de una serie de agudos sufrimientos, aunque raramente admitía la gravedad de su estado. Falleció el 19 de diciembre de 1940 en Medellín, tras haber sido operado a causa de la gangrena, querido y respetado por las gentes de su tierra, cuyas angustias, alegrías y carácter supo plasmar él en su extensa obra.

Manuel Mejía Vallejo

(Aragon Rivera Daniel Felipe-Valencia Luisa Fernanda-Agudelo Ortiz Camila-Valencia Orozco Santiago)

(Jericó, Antioquia, 1923 - El Retiro, Antioquia, 1998) Escritor colombiano. Su obra narrativa describe la violencia civil (La tierra éramos nosotros, 1945; El día señalado, 1964, premio Nadal) o los ambientes populares urbanos (Al pie de la ciudad, 1958; Aire de tango, 1973). En 1989 obtuvo el premio Rómulo Gallegos por su novela Años de indulgencia.
La niñez de Manuel Mejía Vallejo transcurrió en el campo, en la zona rural de Jardín, junto a sus padres Alfonso Mejía Montoya y Rosana Vallejo. En 1940 se trasladó a Medellín, y en 1943 terminó el bachillerato en la Pontificia Universidad Bolivariana. Para ese entonces mostraba una clara inclinación por la literatura, pues desde los trece años ya escribía a su madre largas cartas de sorprendente estilo y había publicado algunos poemas en el periódico estudiantil El Tertuliano. Como muchos de los grandes escritores, era amigo de la bohemia, que compartía con el poeta Carlos Castro Saavedra, Edgar Poe Restrepo, Óscar Hernández y Alberto Aguirre.
Manuel Mejía Vallejo
En 1944 ingresó en el Instituto de Bellas Artes de Medellín para estudiar escultura y dibujo, pero no continuó, pues se convenció de que su vocación era la de escritor; muy rápidamente dio prueba de ello al publicar en 1945 su primera novela, La tierra éramos nosotros, la cual ha sido atribuida a su tío Manuel María Mejía. La edición se debió a su madre, quien la entregó al grupo de los Panidas, coordinado por León de Greiff, sin que Mejía lo supiera; fue tan positiva la impresión que en ellos dejó el libro que recomendaron su publicación. El año siguiente se trasladó a Bogotá junto con Carlos Castro Saavedra y Alberto Escobar; la bohemia de la capital también lo envolvió, especialmente la del famosísimo café El Automático, donde además de departir con el maestro De Greiff y otros consagrados intelectuales, conoció al director de teatro Enrique Buenaventura y al también escritor y pintor Héctor Rojas Herazo.
En 1947 regresó a Medellín y fue nombrado secretario de auditoría de la Contraloría Departamental de Antioquia. Ocupó también la presidencia de la Casa de Cultura de la capital paisa, e inició su vida de periodista como colaborador del periódico El Sol. El 9 de abril de 1948 participó activamente en los motines que se llevaron a cabo en Medellín con motivo del asesinato en Bogotá del caudillo popular Jorge Eliécer Gaitán, lo que le significó ser retirado, el 11 de abril, de su trabajo. A principios de 1949 se vinculó como profesor de literatura del Liceo de la Universidad de Antioquia, pero, a raíz de la violencia política desatada, tuvo que abandonar el país en 1950, junto con Mario Berrio Montoya y Mario Vélez.
Se radicó entonces en Venezuela y trabajó como redactor de planta del diario Panorama de Occidente, de Maracaibo. Muchos de sus artículos aparecieron firmados con los seudónimos de Naután y Candil. En Venezuela vivió hasta que fue expulsado en 1952 por sus editoriales en contra del dictador Marcos Pérez Jiménez. Durante el tiempo de permanencia en Maracaibo, Mejía Vallejo siguió escribiendo cuentos: en 1951 se publicó en el Magazín Dominical de El Espectador "El milagro", que fue seleccionado entre los mejores en el VI Concurso Anual del Cuento de Caracas, y en 1952 obtuvo el tercer premio en el mismo evento.
En 1953 se trasladó a Guatemala, donde hizo amistad con el gran escritor Miguel Ángel Asturias. Escribió una serie de artículos en contra del coronel Carlos Castillo Armas, quien había derrocado al presidente constitucional Jacobo Arbens, lo que le valió la deportación a Honduras. Luego de una fugaz entrada clandestina en Guatemala, decidió establecerse, entre 1955 y 1957, en San Salvador.
Durante los siete años que permaneció en Venezuela, Guatemala, Honduras y El Salvador, Manuel Mejía Vallejo ejerció principalmente las funciones de periodista: llegó a escribir hasta treinta páginas diarias. En 1955 participó en el Concurso Internacional de Cuento de
El Nacional de México con "Tiempo de sequía", una de sus narraciones más publicadas, con la cual obtuvo un premio. Al año siguiente consiguió dos primeros puestos: en el XI Concurso Anual de Caracas, con "Al pie de la ciudad", y en el Concurso Centroamericano de Cuento, en El Salvador, con "La muerte de Pedro Canales". En 1957 escribió su primer libro de ensayo, Breve elogio de la muerte. Puede decirse que entre 1945 y 1958 Manuel Mejía Vallejo se preparó para la literatura, se documentó y adelantó esbozos de lo que sería su producción posterior.
En 1957 regresó Manuel Mejía Vallejo a Colombia y se radicó en Medellín, ciudad en la que, hasta 1962, ocupó el cargo de director de la Imprenta Departamental de Antioquia, empleo desde el cual adelantó una importante labor cultural: por ejemplo, en 1958 reinició la Colección de Autores Antioqueños y en 1961 realizó el Primer Festival del Libro Antioqueño, en colaboración con Alberto Aguirre y Carlos Castro Saavedra. Publicó, además, una Antología del cuento antioqueño. En 1962 perteneció al grupo La Tertulia, de Medellín.
Hasta 1963, Mejía Vallejo fue esencialmente un reconocido cuentista. Después de su retorno al país, siguió cosechando éxitos en concursos de cuentos nacionales: en 1957 ganó el primer premio en el Concurso Nacional de Cuento Folclórico con "Riña para cuatro gallos", y publicó la primera edición de un volumen de sus cuentos, que tituló Tiempo de sequía. En 1958 editó un segundo y un tercer volúmenes: Al pie de la ciudad y Cielo cerrado.
Fue entonces cuando en España obtuvo el Premio Nadal con la novela El día señalado (1964), que marcó un hito dentro de la literatura de la violencia, pues hasta ese momento la narrativa que se había dedicado a novelar el fenómeno era de tono testimonial, patrón del que sólo se escapaban El Cristo de espaldas (1952) y Siervo sin tierra (1954), de Eduardo Caballero Calderón. En la primera novela maestra de Mejía Vallejo, la trama se erige sobre el arquetipo de la aldea latinoamericana de los años cuarenta y cincuenta. Es una novela donde los conflictos sociales se resumen en las luchas locales que las fuerzas del poder económico y político mantienen contra la guerrilla surgida al calor del triunfo de la revolución cubana.
En 1963 fue nombrado director de la Emisora Cultural y de la imprenta de la Universidad de Antioquia, cargo al que renunció para viajar a España el año siguiente. A su regreso, se vinculó como profesor de historia del arte en el Instituto de Artes de Medellín, actividad en la que permaneció hasta 1967, cuando fue nombrado profesor de español y literatura de la Universidad Nacional de Medellín, centro docente en el que trabajó hasta 1981, cuando fue pensionado. En aquel año de 1967 publicó su cuarto volumen de relatos, Cuentos de zona tórrida. Para ese momento era la figura más importante de la literatura de su región y fue condecorado en 1968 con la Estrella de Antioquia.
Sólo en 1972 Manuel Mejía Vallejo volvió a aparecer en el ámbito literario colombiano al obtener una mención especial en el Premio Casa de las Américas, de Cuba, por su novela Las muertes ajenas. Al año siguiente Aire de tango fue premiada en la Primera Bienal de Novela Colombiana y obtuvo también el Premio Vivencias de Cali. Son dos novelas importantes dentro del género de la literatura urbana en Colombia, en especial Aire de tango, que además de versar sobre las zonas arrabaleras de Medellín, es su obra más elaborada, innovadora y compleja desde el punto de vista de la estructura literaria. Esa temática urbana ya la había mostrado por primera vez en Al pie de la ciudad, sobre las gentes que escarban en los desagües para buscar lo que se escapa por las cañerías. Tanto Aire de tango como Las muertes ajenas son novelas en las que Mejía llega a su madurez plena como escritor.
En 1975 contrajo matrimonio con Dora Luz Echeverría Ramírez, con quien tendría cuatro hijos: Pablo Mateo, Maria José, Adelaida y Valeria. Viajó a la Unión Soviética como delegado de Colombia al Congreso Mundial de Escritores. Al año siguiente publicó su quinto volumen de cuentos, Las noches de la vigilia, en la colección Biblioteca Básica Colombiana del Instituto Colombiano de Cultura. En 1978 viajó a Cuba como jurado del concurso Casa de las Américas e invitado al Congreso Mundial de Escritores. En este último año, acorde con su vocación pedagógica, comenzó a dirigir el taller de escritores de la Biblioteca Pública Piloto de Medellín. Un año más tarde volvió a las lides periodísticas como colaborador del diario El Mundo, de Medellín. En 1980 participó en el Primer Encuentro de Escritores Latinoamericanos en la Universidad de La Sorbona (París) y publicó un libro de coplas, Prácticas para el olvido, que había escrito en 1977.
Al igual que muchos escritores latinoamericanos, Manuel Mejía ideó un microcosmos, el pueblo de Balandú, en el que representó la provincia y en especial la cultura de la colonización paisa. La serie se había iniciado en La tierra éramos todos y prosiguió con Tarde de verano (1980), novela laureada en el Concurso Plaza y Janés de 1979, y tuvo su mayor desarrollo con La casa de las dos palmas (1988) galardonada con el codiciado Premio Rómulo Gallegos en 1989, concurso del que había sido jurado en 1981.
Entre ambas novelas publicó un cuarto libro sobre la temática urbana, aunque íntimamente ligado al campo: Y el mundo sigue andando; dos nuevos libros de ensayo: María más allá del Paraíso (1984) y Hojas de papel (1985); una novela corta, El hombre que parecía un fantasma (1984), que es una biografía del poeta antioqueño Porfirio Barba-Jacob, y dos relatos más: Los negociantes (1985) y La sombra de tu paso (1987). Publicó además su segundo volumen de versos: Décimas. El viento lo dijo (1981).
En 1986 y 1987, Mejía Vallejo recibió dos lauros importantes como reconocimiento a su labor literaria: doctor honoris causa de la Universidad Nacional y Orden al Mérito Literario en Cali. Ya antes, en 1984, durante la presidencia de Belisario Betancur, había sido condecorado con la Orden de San Carlos. En 1990 publicó un complemento a su trabajo sobre la provincia antioqueña, el volumen de cuentos Otras historias de Balandú, y en 1991 otra novela sobre el mismo tema, Los abuelos de cara blanca. Continuó editando sus versos (Memoria del olvido, 1990) y sus coplas (Soledumbres, 1990). En 1992 escribió el texto para el libro de fotografía Colombia campesina. En 1993, con motivo de sus setenta años, se le rindieron diversos homenajes y publicó su último volumen de cuentos, Sombras contra el muro.
En sus últimos años Mejía Vallejo vivió refugiado en una casa campestre, Ziyuma, que en guajiro significa "cerca del cielo", en los alrededores de Medellín; allí escribió todas sus obras desde Tarde de verano. Es uno de los autores colombianos de quien más obras han sido llevadas a la pantalla de televisión: El día señalado, Las muertes ajenas y La casa de las dos palmas han sido adaptadas y realizadas por programadoras colombianas con un notable éxito de audiencia.

Simón Bolivar

(Arango Alvarez Manuela-Torres Maldonado Juan Felipe-Arango Restrepo Manuela-Roman Gonzales Katerine)
Cuando la Independencia de América comenzaba a pensarse con otros nombres y a iniciar su recorrido autónomo, nació en Caracas, el 24 de julio de 1783, Simón José Antonio de la Santísima Trinidad Bolívar y Palacios. Venezuela era entonces una Capitanía General del Reino de España, en cuya población se respiraban resquemores por las diferencias de derechos existentes entre la oligarquía española dueña del poder, la clase mantuana o criolla, terratenientes en su mayoría, y los estratos bajos de pardos y esclavos.

Los mantuanos, a pesar de los privilegios que tenían, habían desarrollado un sentimiento particular del "ser americano", que los invitaba a la rebeldía: "Estábamos (explicaría Bolívar más tarde) abstraídos y, digámoslo así, ausentes del universo en cuanto es relativo a la ciencia del gobierno y administración del Estado. Jamás éramos virreyes ni gobernadores sino por causas muy extraordinarias; arzobispos y obispos pocas veces; diplomáticos nunca; militares sólo en calidad de subalternos; nobles, sin privilegios reales; no éramos, en fin, ni magistrados ni financistas, y casi ni aun comerciantes; todo en contravención directa de nuestras instituciones".

Ésta era, por lo demás, la clase a la cual pertenecían Juan Vicente Bolívar y Ponte, y María de la Concepción Palacios y Blanco, padres del niño Simón. Era el menor de cuatro hermanos y muy pronto se convertiría, junto a ellos, en heredero de una gran fortuna. Bolívar quedó huérfano, definitivamente, a los nueve años de edad, pasando al cuidado de su abuelo materno y posteriormente de sus tío Carlos Palacios; ellos velarían por la educación del muchacho, mientras la negra Hipólita, su esclava y nodriza, continuaría ejerciendo sus funciones de cuidado.

Simón Bolívar
Entre los valles de Aragua y la ciudad de Caracas discurrió la infancia y parte de la adolescencia del joven Simón. Combinaba sus estudios en la escuela de primeras letras de la ciudad con visitas a la hacienda de la familia. Más tarde, a los quince años de edad, los territorios aragüeños cobrarían un nuevo significado en su vida cuando, por la mediación que realizara su tío Esteban, "ministro del Tribunal de la Contaduría Mayor del Reino" ante el rey Carlos IV, fuera nombrado "subteniente de Milicias de Infantería de Blancos de los Valles de Aragua".
Mientras esto sucedía, tuvo la suerte de formarse con los mejores maestros y pensadores de la ciudad; figuraban entre ellos Andrés Bello, Guillermo Pelgrón y Simón Rodríguez. Fue este último, sin embargo, quien logró calmar por instantes el ímpetu nervioso y rebelde del niño, alojándolo como interno en su casa por orden de la Real Audiencia; lo cual sería la génesis de una gran amistad. Pero ni esto ni aquello de la milicia fueron suficientes para aquietar al muchacho, y sus tíos decidieron enviarlo a España a continuar su formación.
La estancia en Europa
Corría el año 1799 cuando Bolívar desembarcó en tierras peninsulares. En Madrid, a pesar de seguir sus estudios, el ambiente de la ciudad le seducía: frecuentaba los salones de lectura, baile y tertulia, y observaba maravillado la corte del reino desde los jardines de Aranjuez, lugar éste que evocaría en sueños delirantes en su lecho de muerte. Vestía de soldado en esos tiempos en los cuales España comenzaba a hablar de Napoleón, y así visitaba al marqués de Ustáriz, hombre culto con quien compartía largas tardes de conversación.
En una de ellas conoció a María Teresa Rodríguez del Toro, con quien se casaría el 26 de mayo de 1802 en la capilla de San José, en el palacio del duque de Frías. Mientras Bernardo Rodríguez, padre de la
muchacha, decidía dar largas al compromiso, Bolívar los sigue hasta Bilbao y aprovecha para viajar a Francia: Bayona, Burdeos y París. Inmediatamente después de la boda se trasladan a Caracas y, a pesar de los resquemores que canalizaban los criollos a través de sus conspiraciones, Bolívar permanece junto a su esposa llevando una vida tranquila. Esto apenas duraría, sin embargo, pues María Teresa murió pocos días después de haberse contagiado de fiebre amarilla, en enero de 1803. Bolívar, desilusionado, decide alejarse y marcha nuevamente a Europa.
Los acontecimientos en Venezuela comenzaban a tomar aires de revuelta mientras el caraqueño Francisco de Miranda, desde Estados Unidos y las Antillas, preparaba una invasión que dibujaba la noción de Independencia. Ajeno a todo aquello, Bolívar se reúne con su suegro en Madrid, para trasladarse a París en 1804. Napoleón no tardaría en declararse emperador de Francia. Este último había organizado una clase aristócrata, hallada entre la burguesía, que se reunía en los grandes salones a los cuales asistía Bolívar en compañía de Fernando Toro y Fanny du Villars.
El todavía joven Bolívar, especie de dandy americano, se contagia poco a poco de las ideas liberales y la literatura que inspiraron la Revolución Francesa. Era un gran lector y un interlocutor bastante interesado en la política de la actualidad. En esos tiempos conoció a Alexander von Humboldt, expedicionario y gran conocedor del territorio americano, quien le habla de la madurez de las colonias para la independencia; "lo que no veo (diría Humboldt) es el hombre que pueda realizarla".
Simón Rodríguez se hallaba en Viena; Bolívar, al enterarse, corrió en su búsqueda. Posteriormente el maestro se trasladó a París, y en compañía de Fernando Toro emprendieron un viaje cuyo destino final era Roma. Cruzaron los Alpes caminando hasta Milán, donde se detuvieron el 26 de mayo de 1805 para presenciar la coronación de Napoleón, a quien Bolívar admiraría siempre. Después Venecia, Ferrara, Bolonia, Florencia, Perusa y Roma. En esta última ciudad se produjo el llamado Juramento del Monte Sacro, en el cual, en presencia de Rodríguez y Fernando Toro, Bolívar juró "romper con las cadenas que nos oprimen por voluntad del poder español".
Bolívar en un retrato realizado hacia 1805 en París
Evidentemente, esta circunstancia no nace en Bolívar ni se produce de forma repentina. El fervor del momento y sus conversaciones con importantes intelectuales de la talla, precisamente, de su maestro, le hacen comprender la situación de América respecto a España. Bolívar se entera de las fallidas expediciones libertadoras de Francisco de Miranda en Ocumare y la Vela de Coro, y decide emprender viaje de regreso.
La gestación de un ideal
Bolívar regresó a Caracas a mediados de 1807, tras una corta estancia en Estados Unidos, para retornar a su antigua vida de hacendado. José Antonio Briceño, un vecino de tierras y fincas, le esperaba con un cerco en sus tierras; tal asunto debía resolverse cuanto antes. Las incursiones de Miranda habían incorporado entre algunos caraqueños el concepto de la emancipación; sin embargo, la gran mayoría de los criollos se conformaba con rebelarse pasivamente violando las normas que se dictaban desde España.
Bolívar ya se había incorporado a las actividades de la conspiración (en 1808 ya conspiraba) cuando estalló la revuelta el 19 de abril de 1810. Las noticias del reino anunciaban la invasión de España por parte de las tropas de Napoleón y el secuestro del rey y su hijo Fernando. La situación era propicia para que el conde de Tovar presentara al gobierno un proyecto para crear una junta de gobierno adscrita a la Audiencia de Sevilla. Los criollos demandaban participación política. En un comienzo, las autoridades se mostraron reacias al proyecto, pero, posteriormente, ante el vacío de poder que se había creado, decidieron pactar con los conspiradores. Bolívar, enterado de la situación, abrió las puertas de "la cuadra de Bolívar" para incorporarse en las reuniones. Se negó categóricamente a participar en el proyecto de la coalición; para él, debía clamarse por la emancipación absoluta.
En las vísperas del jueves santo de 1810, arribaron a la ciudad los comisionados de la nueva regencia de Cádiz, órgano que actuaría en sustitución de Fernando VII para formar nuevo gobierno. El capitán general se les unió y al día siguiente los criollos le sitiaron y le obligaron a dirigirse al cabildo. La mitología venezolana recoge de esta fecha el instante en el cual Vicente de Emparan, capitán general, se asoma en el balcón del cabildo de Caracas para interrogar al pueblo enardecido acerca de la voluntad del mismo a continuar aceptando su mando, con el clérigo José Cortés de Madariaga detrás de él haciendo señas con su dedo al pueblo para que lo negasen. Tras un rotundo "¡No!" por parte de la población, Emparan dice: "Pues yo tampoco quiero mando". Estalló la famosa revuelta caraqueña que, sin proponérselo, daba inicio al proceso de Independencia de Venezuela. Se creó una Junta Suprema de Venezuela. Bolívar fue nombrado por ésta "Coronel de Infantería". Le fue asignada la tarea de viajar a Londres, en compañía de Andrés Bello y Luis López Méndez, en busca de apoyo para el proyecto del nuevo gobierno.
En Londres fueron recibidos por el ministro de Asuntos Exteriores, Lord Wellesley, quien después de varias entrevistas terminó por mantenerse neutro frente a la situación. Bolívar, a pesar de ver frustrado el intento, encontró en esta coyuntura el último empujón que le faltaba para decidirse a entregar su alma y su vida por la idea de la emancipación absoluta de toda la América. La pieza clave de esta circunstancia la halló en la figura de Francisco de Miranda, ideólogo y visionario de la Independencia de América, quien ya había ideado, entre otras cosas, un proyecto para la construcción de una gran nación llamada "Colombia". Bolívar se empapó de las ideas de este hombre y las reformuló a lo largo de una campaña que duraría veinte años.
Bolívar regresó a Caracas convencido de la misión que decidió atribuirse. Miranda no tardaría en seguirlo; su figura era algo mítica entre los criollos, tanto por el largo tiempo que pasó en el exterior como por su participación en la Independencia de Norteamérica y en la Revolución Francesa. Casi nadie lo conocía, pero Bolívar, convencido de la utilidad de este hombre para la empresa que se iniciaba, lo introdujo en la Sociedad Patriótica de Agricultura y Economía (creada en agosto de 1810). Ganados ambos a la idea de proclamar una Independencia absoluta para Venezuela, instaron a los miembros de la Sociedad a pronunciarse a favor de ello ante el Congreso Constituyente de Venezuela, reunido el 2 de marzo de 1811. Fue a propósito de ello que Bolívar dictó su primer discurso memorable: "Pongamos sin temor la piedra fundamental de la libertad suramericana. Vacilar es perdernos". El 5 de julio de 1811 el Congreso declaró la Independencia de Venezuela y se aprobó la Constitución Federal para los estados de Venezuela.
La primera República se perdió como consecuencia de las diferencias de criterios entre los criollos, de los resentimientos entre castas y clases sociales, y de las incursiones de Domingo Monteverde, capitán de fragata del ejército realista, en Coro, Siquisique, Carora, Trujillo, Barquisimeto, Valencia y, finalmente, Caracas. Estaba claro que una guerra civil iba a desatarse de inmediato, pues la empresa en cuestión era todo menos monolítica. Bolívar tomaría conciencia del carácter clasista de la guerra y reflexionaría sobre ello a lo largo de todas sus proclamas políticas. En esta oportunidad, sin embargo, le tocó defender la República desde Puerto Cabello. A pesar de su excelente labor política y militar en defensa del castillo, todo fue inútil; las fuerzas del otro bando eran superiores, y a ello se le sumaba la ruina causada por los terremotos ocurridos en marzo de 1812. El 25 de julio se produjo la capitulación del generalísimo Francisco de Miranda; si bien necesaria en su opinión, esta acción llenó de ira a Bolívar, quien, al enterarse de los planes de Miranda de abandonar el territorio, participó en su arresto en el puerto de La Guaira: "Yo no lo arresté para servir al rey sino para castigar a un traidor".

La estrategia de Bolívar fue entonces huir hacia Curazao, desde donde partió a Cartagena. Su intención, arropada en el manto de un discurso deslumbrante, era encontrar apoyo en las fuerzas neogranadinas para emprender en Venezuela la reconquista de la República. "Yo soy, granadinos, un hijo de la infeliz Caracas, escapado prodigiosamente de en medio de sus ruinas físicas, y políticas": con estas palabras prosiguió el Manifiesto de Cartagena, carta de presentación de Bolívar ante el Soberano Congreso, en el cual hace un diagnóstico de la derrota al tiempo que ofrece sus servicios al ejército de esa región. Los vecinos lo acogieron otorgándole el rango de Capitán de Barrancas.
Bolívar libró unas cuantas batallas, incluso desobedeciendo órdenes, y bajo el mismo procedimiento emprendió su arremetida hacia Venezuela. Se inició en mayo de 1813 la Campaña Admirable, gesta que consistió en la reconquista de los territorios del occidente del país y en forma simultánea los de Oriente a cargo de Santiago Mariño hasta entrar triunfalmente en Caracas en agosto del mismo año. ¡Vuelve la República! A su paso por Mérida le llamaban "el Libertador", y con ese nombre fue ratificado por la municipalidad de Caracas, que le nombró, además, capitán general de los ejércitos de Venezuela.
La guerra de liberación
Estaba claro que la naturaleza de la guerra era cambiante, lo cual no tardaría en demostrarse nuevamente. La astucia con la cual Bolívar intentó polarizar los bandos a través del Decreto de guerra a muerte de 1813 ("Españoles y canarios, contad con la muerte, aun siendo indiferentes. [...] Americanos, contad con la vida, aun cuando seáis culpables"), no fue suficiente para mitigar las diferencias existentes entre los ejércitos de pardos y negros frente a la gesta emancipadora. La furia de los ejércitos llaneros, al mando del asturiano José Tomás Boves, obligó al éxodo de Caracas en julio de 1814. La República cae nuevamente.

En la batalla de Araure (5 de diciembre de 1813)
Había que repensar la situación. Después de un corto pero victorioso tránsito por la Nueva Granada es nombrado general de división, y tras lograr la adhesión de Cundinamarca, capitán general de la confederación de la Nueva Granada, marcha hacia Jamaica en mayo de 1815. En Kingston se dedicó a divulgar, a través de una copiosa correspondencia con personalidades de todo el mundo, la intención de la guerra que se estaba librando en el territorio de la América meridional. Hasta entonces, el mundo sólo conocía la versión de los realistas.
De estos documentos divulgativos, el más famoso es la Carta de Jamaica. En ella reproduce el panorama de todas las luchas que se llevaban simultáneamente en América, especula acerca del futuro del territorio, y adelanta la idea de la unión colombiana. Y es que la escritura fue un capítulo importante en la vida de Bolívar. El poder que ejercía su pluma, puede decirse, le garantizó gran parte de sus triunfos. Revolucionó el estilo de la prosa haciendo de su letra el reflejo vivo de sus pasiones, pensamientos y acciones. Sus amanuenses y secretarios convenían en que los dictados del Libertador "tenían ganada la imprenta sin un soplo de corrección". Desde el despacho de Jamaica preparaba la nueva estrategia para Venezuela.
La reconquista de Venezuela tardaría seis años en conseguirse. Las expediciones se iniciaron en Margarita, continuaron su escalada por el oriente en dirección hacia Guayana, habilitaron la navegación del Orinoco en marcha hacia los llanos y, después, por el Ande hasta Boyacá y Bogotá, y desde el occidente hasta Valencia, para sellar la independencia definitiva en Carabobo, el 24 de junio de 1821.
La batalla de Carabobo
Fueron los tiempos de Pablo Morillo, enviado del ya liberado Fernando VII. Vencerlo fue tarea difícil, y Bolívar tuvo que emplear nuevas estrategias de adhesión: proclamó la libertad de los esclavos, ofreció tierras a cambio de lealtad militar. Obtuvo la lealtad de los ejércitos llaneros, al mando de José Antonio Páez, vitales en la liberación de esta contienda junto a un contingente importante de soldados y generales europeos, británicos fundamentalmente, quienes anhelaban unirse al Libertador. Simultáneamente, Bolívar se encargó de la reconstrucción política de la región: convocó un Congreso en Angostura en febrero de 1819, donde pronunció un célebre discurso en el cual instó a los representantes a proclamar una constitución centralista y la creación de la Gran Colombia.
El sur se encontraba en la mira de Colombia, es decir, de Bolívar. La liberación y adhesión de Quito y Guayaquil resultaba fundamental para mantener la hegemonía de Colombia en el continente. Ello fue logrado, desde el punto de vista militar, en la batalla de Pichincha, y desde el punto de vista político, por las negociaciones adelantadas por Sucre y Bolívar en la región. La jornada de Independencia, sin embargo, terminaría en Perú con las batallas de Junín y Ayacucho, en 1824.
El valor estratégico que tenía la liberación y conquista de este territorio por parte del ejército Libertador era promover la salida definitiva de los españoles del territorio americano. Pero, además, se trataba del triunfo de la ideología bolivariana republicana sobre la propuesta de construir una monarquía en los territorios del sur, defendida por la oligarquía peruana y secundada aparentemente por José de San Martín, "Libertador del Sur" y "Protector" de aquellas tierras. Ambos libertadores se reunieron en Guayaquil en julio de 1822 con el fin de tratar éste y otros asuntos relativos a la guerra. Nunca se supo de qué hablaron, pero el curso de los acontecimientos brinda la evidencia de un pacto en el cual San Martín cede. Bolívar anhelaba para el Alto Perú su reivindicación definitiva como tierra incaica frente a la devastadora clase dominante limeña. En ese territorio, después de la batalla de Ayacucho se construye una nación con el nombre de Bolívar (Bolivia). Sucre queda al mando y Bolívar regresa a rendir cuentas al Congreso colombiano; corría el año 1826.Los meses que precedieron la muerte del Libertador en Santa Marta, en 1830, le significaron a Bolívar la evocación de la memoria de su amarga derrota política. La trayectoria desde lo alto de la cima del Chimborazo cuando Bolívar deliraba y se confundía con el "Dios de Colombia" hasta su renuncia a la presidencia de Colombia en abril de 1830, significó para Bolívar la lucha por la verdadera construcción de las naciones. Abogó en todo momento por la edificación de un Estado centralista que lograra cohesionar aquello que en virtud de la heterogeneidad racial, cultural y geográfica no resistía la perfección de una federación.

Todo fue inútil. Las pugnas caudillistas y nacionalistas vencieron y procedieron a la separación de Venezuela y Ecuador de la Gran Colombia. Recordaba a Manuelita Sáenz, su último amor y la "Libertadora" de su vida en el atentado del 25 de septiembre de 1828, en Bogotá; también evocaba otros amores y otros atentados. Lloraba la muerte de Sucre, recordaba y deliraba, y así murió, solo y defenestrado de los territorios que había libertado, por causa de una hemoptisis, en la Quinta San Pedro Alejandrino, el 17 de diciembre de 1830. En 1842 el gobierno de Venezuela decidió trasladar los restos de Bolívar, según su último deseo. Desde entonces, su legado ha devenido mito y veneración como "fundador de la patria".

José Eustasio Rivera

(Arias Villada Kevin-Rodriguez Osorio Juan Jose-Arias Tabarez VivianaSuarez Rodrigues Hamer)

(Rivera, 1888 - Nueva York, 1928) Escritor colombiano autor de la novela La vorágine (1924), considerada un clásico de la literatura hispanoamericana. Hasta la llegada de La vorágine, la literatura colombiana sólo tenía en la María de Jorge Isaacs (1867) una obra de indiscutible altura universal. Rivera logró en esta narración desembarazar la novela nacional del localismo detallista propio del costumbrismo y, con original expresión, supo plasmar a través de la tragedia de Arturo Cova la enconada lucha del hombre con la naturaleza.
José Eustasio Rivera nació en el pequeño pueblo de San Mateo, hoy Rivera (Huila), el 19 de febrero de 1888, en el seno de una familia dedicada a las labores del campo y con aguerridos antepasados huilenses; su padre, don Eustasio Rivera, era hermano de los generales conservadores Pedro, Napoleón y Toribio Rivera, quienes desempeñaron importantes cargos en la administración, el Congreso y el campo educativo. Casado con Catalina Salas, el matrimonio tuvo once hijos.
José Eustasio Rivera
Rivera hizo sus primeros estudios en Neiva, primero en el colegio de Santa Librada y posteriormente en el de San Luis Gonzaga, mostrando tempranamente su inclinación por las letras. Influido por las corrientes románticas y modernistas, ya desde sus primeros poemas reveló su inquietud por la naturaleza. Dice en "Gloria", por ejemplo: "yo llevo el cielo en mí..." o "yo llevo la cascada que en oscura selva se rompe; y he amoldado a mi cráneo la llanura y se ha encerrado en él la cordillera".
A través de su identificación con la geografía nacional, José Eustasio Rivera logró una poesía llena de emoción, sin pertenecer a los movimientos de su época como los Nuevos, ni a la acartonada generación centenarista. Otros de estos poemas escritos entre 1906 y 1909 son "Tocando diana", "En el ara", "Dúo de flautas", "Triste", "Aurora boreal" y "Diva, la virgen muerta". La visión de la naturaleza le sirvió para interpretar y fortalecer su propia personalidad. Pero no se quedaría en la mera descripción del entorno, sino que, tanto en esta primera obra como en poesías posteriores y en su prosa, expresó su sentido trágico de la existencia humana, de lo fugaz y limitado de la vida.
En 1906 viajó a Bogotá para ingresar, becado, en la Escuela Normal. Tres años más tarde se desempeñó como inspector escolar. En los Juegos Florales de Tunja, en los que se conmemoraba el centenario del grito de Independencia, Rivera obtuvo el segundo lugar con poemas de corte épico, muy influidos por la poética de Miguel Antonio Caro: "Oda a España" fue publicada en septiembre de 1910 por El Tropical de Ibagué. Regresó a Bogotá donde, para mantenerse, trabajó en el Ministerio de Gobierno, mientras estudiaba en la Facultad de Derecho y Ciencias Políticas de la Universidad Nacional, graduándose en 1917 con la tesis Liquidación de las herencias. De ese entonces data su drama teatral Juan Gil. Pocos meses después de egresado, le fue ofrecida desde Neiva una curul en la Cámara de Representantes, que Rivera aceptó. Pronto, un telegrama del obispo de Garzón, Esteban Rojas, pidiéndole la renuncia "por el bien de la unidad católica", hizo que el escritor exclamara: "Me barrieron de un sotanazo".
El primer contacto de José Eustasio Rivera con los Llanos Orientales tuvo lugar en enero de 1916. El segundo fue en abril de 1918, cuando, en función de su profesión de abogado, viajó en bongó por el río Meta hasta la hacienda Mata de Palma, estadía que duró hasta el mes de febrero de 1920 y durante la que hizo amistad con Luis Franco Zapata, figura clave en la génesis de La vorágine. En 1912 Luis Franco Zapata se había escapado con Alicia Hernández Carranza desde Bogotá, donde ella trabajaba como empleada de una tienda. Juntos llegaron al fondo de la Amazonia, entre Colombia y Venezuela, y se instalaron en las caucherías del Brazo Casiquiare, cerca de Brasil.
En 1918, en Orocué, Luis Franco Zapata le contó todas sus historias a Rivera, desde las más íntimas hasta las de índole social, sin excluir las mitológicas, las de aventuras y las de sangre. "La mayor parte de los personajes de La vorágine (afirma Isaías Peña Gutiérrez) surgieron de los relatos de Luis Franco Zapata, incluidos los nombres, que poco variaron." Cerca de Orocué, Rivera tuvo un segundo ataque de cefalea que se repitió en Sogamoso en 1919 y, de regreso a Orocué, sufrió las fiebres del paludismo, que le curaron Luis Franco y Alicia.
De nuevo en Bogotá, Rivera participó en la tertulia del Olimpito, que solía reunirse en los cafés Windsor o Inglés; asistían jóvenes poetas como Rafael Maya o Luis Rosales, e intelectuales como Luis López de Mesa. Gran amigo de Rivera fue el poeta Miguel Rasch Isla, y simultáneamente con él puso José Eustasio en las librerías su primer libro, Tierra de promisión (1921). Compuesto por 55 sonetos y dividido en tres partes (la selva, las cumbres y el llano), de este poemario dijo Juan Lozano y Lozano al mes siguiente de su publicación: "Son versos perfectos de salvaje realeza. Allí está íntegra, pero idealizada, nuestra pampa aborigen, desfile lujurioso, violento, que se engarza en sonetos espléndidos, como perla en oro".
En marzo de ese mismo año, durante una excursión emprendida con el poeta Alberto Ángel Montoya, cerca de Purificación, Rivera sufrió otro serio ataque, acompañado de convulsiones y delirios; fue atendido por el doctor José María Lombana Barreneche y tras una recuperación de dos meses en Neiva regresó a Bogotá. El 4 de julio, encabezando con Antonio Gómez Restrepo una delegación diplomática, partió hacia Perú y México. Con motivo de la celebración de los centenarios de la independencia de los dos países, Rivera entró en contacto con los escritores Amado Nervo, Manuel Gutiérrez Nájera y Juan de Dios Peza, entre otros. Para El Mundial de Lima, José Eustasio Rivera concedió una polémica entrevista que lo llevó a una fuerte controversia con el gran poeta Eduardo Castillo.
En febrero de 1922 falleció el padre de Rivera, a la edad de 74 años. Nombrado secretario de la comisión limítrofe Colombiano-Venezolana, José Eustasio partió con la comisión en septiembre de 1922, rumbo a Girardot. Siguiendo la ruta río Magdalena abajo, pasaron por Barranquilla y se adentraron por Venezuela; por el Orinoco llegaron hasta Ciudad Bolívar y a Caicara a finales de octubre. La falta de apoyo del gobierno impulsó a Rivera a abandonar la comisión y a proseguir el viaje por su cuenta.
Rivera llegó a San Fernando de Atabapo en diciembre, y en Orocué se encontró con Melitón Escobar, antiguo compañero de comisión, a la que se integró de nuevo y con la que continuó su viaje por Yavita, Maroa y Victorino, en plena selva. Sin mapas, sin ni siquiera medios rudimentarios, trazaron los límites, con la ayuda de los ingenieros suizos que los acompañaban. Según las notas de viaje del doctor venezolano Ramón Ignacio Méndez, "fue en los largos y tediosos días de la permanencia de Yavita que José Eustasio Rivera escribió muchos de los capítulos de La vorágine, y fue allí donde le oí leer algunas páginas de la obra".
En compañía de Melitón Escobar, Rivera decidió salir por el sur, río abajo, para investigar un sinnúmero de atropellos contra ciudadanos colombianos de los que había tenido noticia: la venta de colombianos a caucheros brasileños; las explotaciones feudales de Leonidas Norzagaray Elicechea, deforestador y esclavista que llegó a acuñar su propia moneda; la penetración peruana en el territorio nacional colombiano y los criminales procedimientos de la Casa Arana.
Primero desde Manaos (el 18 de julio de 1923) y, después del dilatado regreso por Venezuela entrando por Barranquilla, como representante de la Cámara, Rivera hizo toda clase de denuncias, escribió artículos, organizó una junta de defensa nacional e incluso citó al ministro de Relaciones Exteriores, por su negligencia al enviar una comisión sin los mínimos instrumentos para desarrollar su labor y por el cargo de infidencia al hacer llegar a Norzagaray el informe secreto que Rivera había despachado desde Manaos. Por ley se les reconocieron los sueldos a los miembros de la comisión, pero el ministro fue absuelto, no sin antes reconocer el patriótico procedimiento de Rivera. Sin embargo, por carecer de apoyo partidista, éste no logró lo que en el fondo perseguía: la salvaguardia de la soberanía y el honor nacional. Norzagaray, en cambio, intentó matar en dos ocasiones al escritor.
Desengañado, Rivera volvió a Neiva y, consciente de que su más efectiva arma de denuncia era su pluma, se dedicó a hacer excursiones por el Caquetá para, desde los artículos que publicó en los principales diarios, denunciar las anomalías o, desde el propio terreno, facilitar consejos. Rivera fue el primero en proponer la construcción de la vía Neiva-San Vicente de Caguán, que de haberse realizado hubiera impedido la guerra con el Perú, y que fue finalmente ordenada... 63 años más tarde. La vorágine se terminó de escribir el 21 de abril de 1924, en Neiva. Su lanzamiento al público coincidió con el cumpleaños de la madre del autor, el 25 de noviembre de 1924.
No había visto aún la luz La vorágine cuando Rivera fue llamado a presidir una comisión investigadora sobre irregularidades del aparato burocrático del gobierno. Dos investigaciones sirvieron para mostrar el enorme valor ético y patriótico de Rivera y, en un país con amplios niveles de corrupción, para sepultar las aspiraciones políticas del escritor. Los apuntes que de estas indagaciones extrajo iban a servir de documentación para su segunda novela, que no alcanzó a redactar y que llevaría por título La mancha negra. El 31 de marzo de 1928 partió, como presidente de la delegación colombiana, al Congreso Internacional de Inmigración y Emigración que se celebró en La Habana.
Por cuenta propia viajó a Nueva York, adonde llegó a finales de abril. Residió primero en el hotel Le Marquis y luego en un apartamento en las cercanías del Central Park. En esta ciudad se dedicó a la traducción de La vorágine al inglés, al proyecto de llevarla al cine (nunca realizado) y a su próxima novela, que "habría de aparecer al marcharse al África, porque allí se sentiría más seguro que en su propia tierra", como dijo a José A. Velasco. Los oscuros manejos del representante de la empresa petrolera Standard Oil, el capitán Flanagan, los tratos secretos e irregulares de altos funcionarios del gobierno como Carlos Adolfo Urueta, la indelicada actitud del ex ministro Esteban Jaramillo y hasta los sobornos al consejero espiritual del estadista Dr. Zerda, opuesto a la firma del contrato entre la Standard Oil y el Estado colombiano para la construcción del oleoducto Cartagena-Barrancabermeja, eran parte del explosivo material que Rivera se disponía a manejar, con su pulcritud moral, para su nueva obra.
El 29 de octubre recibió un homenaje en la Universidad de Columbia, dictó conferencias y llegó a rumorearse que sería nombrado cónsul. Pronunció un discurso en el ágape ofrecido al piloto Benjamín Méndez, dos días antes del histórico vuelo entre Nueva York y Bogotá, y luego de la partida del avión Rivera comenzó a sentirse mal. Lo que en un principio el médico creyó que era una gripe y que finalmente jamás logró diagnosticarse (no se permitió la autopsia) fue convirtiéndose en un grave estado que, tras cuatro días en coma, llevó a la muerte a José Eustasio Rivera, a las 12:50 de la invernal tarde del 1 de diciembre de 1928.
El cadáver fue repatriado a bordo de un barco de la United Fruit, llegó a Barranquilla, donde se le rindieron honores, y, remontando el Magdalena, llegó finalmente a Bogotá el 7 de enero de 1929, donde fue velado en el Capitolio Nacional. Más de quince mil personas desfilaron ante él y el 9 de enero fue enterrado en el Cementerio Central, en medio de sentidas despedidas, hermosos discursos y grandes multitudes.
La vorágine
Inspirada en el relato que oyera de labios de Luis Franco Zapata en Orocué, en 1918, sobre el viaje que lo llevó con Alicia Hernández a establecerse en el corazón de la selva (y que en cierto modo el autor había revivido en su viaje con la comisión limítrofe Colombiano-Venezolana), ninguna obra como ésta había logrado reflejar la extensión pavorosa de la selva amazónica, la selva del caucho, a la que el protagonista y narrador, Arturo Cova, se precipita para escapar a sus deberes sociales en compañía de Alicia, una pequeña burguesa arrancada por él de su mundo familiar más por capricho que por pasión. Las vicisitudes afanosas de Arturo Cova y de sus compañeros hacen pensar en los esfuerzos de individuos que obstinadamente, en medio de las arenas movedizas, se agitan para librarse de ellas, y por su mismo esfuerzo se hunden más rápidamente. Y, en efecto, la selva se tragará al fin a los tránsfugas de la sociedad.
Arturo Cova, hombre en apariencia apasionado, violento y amante de la aventura, es en realidad un personaje cuyo núcleo psicológico es el tedio y la abulia provocada por no haber encontrado una auténtica finalidad a la vida, abulia que intenta remediar con la huida y una exacerbación de la voluntad, convirtiéndose aparentemente en un hombre de acción o un aventurero. Todo el relato de Cova es una fuga de sus verdaderos problemas; por eso no es extraño que su culminación sea la desaparición en la selva, tragado por el inmenso cementerio verde, adonde había penetrado empujado por el deseo de vengar la imaginaria traición de Alicia.
"Antes que me hubiera apasionado por mujer alguna jugué mi corazón al azar y me lo ganó la Violencia. Nada supe de los deliquios embriagadores, ni de la confidencia sentimental, ni de la zozobra de las miradas cobardes. Más que el enamorado, fui siempre el dominador cuyos labios no conocieron la súplica". Así empieza su relato; personaje complejo, cuando cree descubrir el cansancio de su compañera aparecen los celos, el apasionamiento: "Alicia me trataba ya, no sólo con indiferencia, sino con mal disimulado desdén. Desde entonces comencé a apasionarme por ella y hasta me dio por idealizarla".
Arturo Cova quiere ser siempre el triunfador, el actor central. Su compañero, Fidel Franco, lo acusará de ser un desequilibrado tan impulsivo como teatral; en realidad es un solitario que sólo cree en él: "el ideal no se busca, lo lleva uno consigo mismo" afirma; sin embargo, no lo mueve ideal alguno. Actúa sin saber por qué, buscando tan sólo el acto puro, sin finalidad alguna. Por encima de todo está dominado por el cansancio de la vida, que lo arrastra a la aventura sin motivo. Su carácter está lleno de notas contradictorias: ataques histéricos, neurosis, búsqueda del agotamiento y del sufrimiento como un sedante, deseo de violencia y a la vez un sentido innato de la justicia y una compasión enfermiza hacia los débiles.
La prosa de José Eustasio Rivera es poemática y lírica aun en el horror y en la crueldad; el lenguaje lo acompaña en la imaginación desbordada, con su profusión de imágenes de gran fuerza expresiva. El autor ahonda psicológicamente en los caracteres y maneja los elementos con simbolismo evidente y manifiesto. Terrible y desmesurada, llena de misterio y violencia, La vorágine halla su límite artístico en los elementos de carácter documental en que abunda, y su grandeza en la reconstrucción de un mundo en el que la moral cristiana agoniza, mientras se perfilan los esfuerzos que señalan el nacimiento de una nueva moral rigurosamente adaptada a la vida impuesta por la selva a quien se aventura en ella. La obra de Rivera pertenece a la tendencia (hoy común a todas las literaturas hispanoamericanas) que se puede considerar antieuropea en cuanto tiende a destruir los vínculos que durante todo el siglo XIX hicieron de la América latina una oscura provincia de las literaturas europeas, y a crear una tradición exclusiva y típicamente hispanoamericana.

                           Gabriel García Márquez

(Cardona Alvarez Valentina-Restrepo Restrepo Laura-Cartagena Hernandez Miguel Angel-Ruiz Madera Angela Maria).

(Aracataca, Colombia, 1928) Novelista colombiano. Afincado desde muy joven en la capital de Colombia, Gabriel García Márquez estudió derecho y periodismo en la universidad Nacional e inició sus primeras colaboraciones periodísticas en el diario El Espectador.
A los veintisiete años publicó su primera novela, La hojarasca, en la que ya apuntaba los rasgos más característicos de su obra de ficción, llena de desbordante fantasía. A partir de esta primera obra, su narrativa entroncó con la tradición literaria hispanoamericana, al tiempo que hallaba en algunos creadores estadounidenses, sobre todo en William Faulkner, nuevas fórmulas expresivas.
Comprometido con los movimientos de izquierda, Gabriel García Márquez siguió de cerca la insurrección guerrillera cubana hasta su triunfo en 1959. Amigo de Fidel Castro, participó por entonces en la fundación de Prensa Latina, la agencia de noticias de Cuba. Tras la publicación de dos nuevos libros de ficción, en 1965 fue galardonado en su país con el Premio Nacional.
Sólo dos años después, y al cabo de no pocas vicisitudes con diversos editores, García Márquez logró que una editorial argentina le publicase la que constituye su obra maestra y una de las novelas más importantes de la literatura universal del siglo XX, Cien años de soledad.
La obra, en la que trabajó más de veinte años, recrea a través de la saga familiar de los Buendía la peripecia histórica de Macondo, pueblo imaginario que es el trasunto de su propio pueblo natal y al tiempo, de su país y su continente. De perfecta estructura circular, el relato alza un mundo propio, recreación mítica del mundo real de Latinoamérica que ha venido en llamarse «realismo mágico», por el encuentro constante de elementos realistas con apariciones y circunstancias fantasiosas. Esta fórmula narrativa entronca con la tradición literaria latinoamericana, iniciada con las crónicas de los conquistadores, plagadas también de leyendas y elementos sobrenaturales originados por el profundo choque entre el mundo conocido y la cultura de los españoles que emigraban y la exuberante y extraña presencia del continente latinoamericano.
Gabriel García Márquez
Tras una temporada en París, en 1969 se instaló en Barcelona, donde entabló amistad con intelectuales españoles, como Carlos Barral, y sudamericanos, como Vargas Llosa. Su estancia allí fue decisiva para la concreción de lo que se conoció como boom de la literatura hispanoamericana, del que fue uno de sus mayores representantes.
En 1972 Gabriel García Márquez obtuvo el Premio Internacional de Novela Rómulo Gallegos, y pocos años más tarde regresó a América Latina, para residir alternativamente en Cartagena de Indias y Ciudad de México, debido sobre todo a la inestabilidad política de su país.
Su prestigio literario, que en 1982 le valió el Premio Nobel de Literatura, le confirió autoridad para hacer oír su voz sobre la vida política y social colombiana. Su actividad como periodista queda reflejada en Textos costeños, de 1981, Entre cachacos, de 1983, compendios de artículos publicados en la prensa escrita, o Noticias para un secuestro, amplio reportaje novelado editado en 1996 que trata de la dramática peripecia de nueve periodistas secuestrados por orden del narcotraficante Pablo Escobar. Relato de un náufrago, reportaje sobre un caso real publicado en forma de novela en 1968, constituye un brillante ejemplo de «nuevo realismo» y refleja su capacidad para cambiar de registro.
En cine ha intervenido en la redacción de numerosos guiones, a veces adaptaciones de sus propias obras, y desde 1985 comparte, con el cineasta argentino Fernando Birri, la dirección de la Escuela Internacional de Cine de La Habana.

Jorge Isaacs

(Chica Rivera Juan Manuel-Restrepo Quiceno Camila-Henao Cano Anny Carolina-Rueda Agudelo Diego Alejandro)
(Cali, 1837 - Ibagué, 1895) Escritor colombiano. Realizó sus estudios de primaria en la escuela de Cali y en Popayán y los continuó en la capital de la República entre 1848 y 1852.
Regresó a Cali sin terminar el bachillerato, debido a la difícil situación económica de su familia, lo que le hizo olvidar su sueño de ir a estudiar medicina a Inglaterra. Participó en 1854 en las campañas del Cauca, contra la dictadura del general José María Melo. Dos años después contrajo matrimonio con Felisa González Umaña. En 1860, volvió a tomar las armas y participó en defensa del gobierno conservador de Mariano Ospina Rodríguez, contra el general Tomás Cipriano de Mosquera.
Un año después, fue nombrado subinspector de los trabajos que se realizaban en la construcción del camino de Cali a Buenaventura. Durante este año de labores en el campamento de La Víbora, en el clima adverso de las malsanas selvas del Dagua, aprovechando el descanso y las horas nocturnas, inició la redacción de su obra cumbre María. Allí contrajo paludismo, enfermedad que lo llevaría a una muerte prematura.
Renunció al cargo y regresó a Cali a terminar la redacción de la obra. El 16 de marzo de 1861 murió su padre, suceso que le obligó a dejar a un lado su afición por la anatomía, la botánica y la medicina y a dedicarse a salvar de la ruina las haciendas y negocios de su padre. No logró cancelar las deudas, motivo por el cual le entregó todos los negocios a su hermano Alcides.
De vuelta a Bogotá, se encuentra en 1864 instalado en la capital de la República como comerciante en un almacén donde vendía telas, herramientas y cristalería importada que anunciaba en los avisos de los periódicos. Por iniciativa de su amigo José María Vergara y Vergara, publicó su primer libro de Poesías (1864) e hizo su aparición literaria por mediación del grupo El Mosaico, donde Isaacs empezó a dar a conocer algunos de sus escritos. Representó al Tolima en el Congreso de 1868 y 1869. Fue conservador y en 1869 se convirtió al partido radical. Esta conversión no le fue perdonada por muchos de sus antiguos copartidarios y le causó burlas y rencores hasta el final de su vida. Fue nombrado Secretario de Gobierno del Cauca y simultáneamente Secretario de Hacienda (1870).
En 1871-1872 representó a los Estados Unidos de Colombia como cónsul general en Chile. En 1873 regresó nuevamente a Colombia y se dedicó a organizar la educación en Cali. Se preocupó por la calidad de la enseñanza en todos sus aspectos, tanto en preparación y capacitación de los maestros, como en dotación de los centros educativos. Promovió la educación de la mujer, procuró la creación de escuelas nocturnas, agrícolas y de oficios. Seguidamente, ocupó el cargo de superintendente general de Instrucción Pública Primaria en el Estado del Cauca (1875) y en el de Tolima (1883-1884).
En enero de 1880 se proclamó como Jefe Civil y Militar de Antioquia, pero como no encontró apoyo del gobierno central ni de su partido, tuvo que rendirse. Por tal motivo fue expulsado de la Cámara. Después de su fracaso como político en el intento revolucionario antioqueño, se estableció con su familia en Ibagué y abandonó la política. Rafael Núñez lo nombró secretario de la Comisión Científica en 1881 y comenzó su vida de explorador. Realizó su primer viaje desde Santafé de Bogotá hacia el estado del Magdalena, exploró la región occidental, los desiertos de Aracataca -donde descubrió yacimientos carboníferos-, visitó la Sierra Nevada y la Guajira.
Después de una pausa, reanudó sus exploraciones por la región meridional de Cundinamarca, donde descubrió cavernas con restos humanos muy antiguos. En noviembre de 1886 recorrió la zona de Sevilla, Aracataca, Fundación, Montería, Ronda y Masuga. Aquí también descubrió yacimientos de hulla, petróleo y fosfato de cal. Pasó sus últimos años en Ibagué con su familia, donde murió.
Su obra literaria
En mayo de 1867 apareció en Bogotá su obra cumbre, María, novela que alcanzó un éxito inmediato, hasta el punto de alcanzar más de veinte ediciones a lo largo del siglo XIX. Los críticos literarios la han reconocido como la mejor novela romántica de América Latina, y le ha merecido a su autor el lugar que en la historia literaria corresponde a los clásicos universales.
La anécdota de la obra, narrada en primera persona por el protagonista, es mínima. Efraín, terminados sus estudios, regresa a la hacienda paterna, en el valle del Cauca; allí encuentra de nuevo a su prima María, joven de quince años, adoptada por la familia. El amor, primero levemente insinuado, se convierte después en una pasión avasalladora, mientras sombríos presentimientos (la enfermedad de María, la misteriosa ave) anuncian el triste final. El padre del muchacho decide enviar a éste a Inglaterra, para que curse estudios de medicina; al año una carta le anuncia la grave enfermedad de María. Efraín regresa a su casa, pero ya es tarde: los últimos momentos vividos por la amada los conocerá a través de la narración de su hermana Emma.
Casi la totalidad de la obra se refiere a la estancia de Efraín en la hacienda, desde su vuelta del colegio de Bogotá hasta su marcha a Inglaterra. En un admirable "tempo lento" el autor nos presenta, en esta parte central, el mundo idílico de las relaciones entre los dos enamorados, hecho de silencios, equívocos, medias voces, secretos, palabras no pronunciadas, adivinaciones, juegos de manos, miradas... y a su alrededor el escenario real de la tierra del Cauca.
Motivan este doble aspecto, de idilio y realidad, las dos corrientes literarias que confluyen en la novela: la romántica y la realista. La primera proviene del pasado; es la corriente de la novela sentimental, que en la obra tiene su muestra más importante en el exotismo del cuento de esclavos de Nay y Sinar, desarrollado en un marco africano; la segunda, cara al futuro, anuncia algunas características de parte de la novela hispanoamericana, y dentro de ella tiene lugar el máximo acierto de Jorge Isaacs: el descubrimiento del paisaje americano. Problema muy discutido por la crítica ha sido el del valor autobiográfico de la narración: en algunos momentos es indudable que Isaacs nos está dando su experiencia directa y familiar.

León de Greiff

(Correa Serna Sergio Alejandro-Restrepo Montoya Leidy milena-Henao Cano Eliana Cristina-Roman Acevedo Angy Manuela)

(Francisco de Asís León Bogislao de Greiff Haeusler; Medellín, 1895 - Bogotá, 1976) Poeta colombiano que se distinguió por su lirismo simbólico, sarcástico, imaginativo y musical, uno de los más originales que ha dado Colombia. Popular entre los poetas e ignorado por el lector común, vivió casi siempre en Bogotá, donde frecuentó sucesivas generaciones de bohemia y de vanguardias. El barroquismo y la singularidad de su estilo lo situaron entre los más influyentes vanguardistas de América.
León de Greiff
Tras completar los estudios básicos en el Liceo de la Universidad de Antioquia en Medellín, cursó tres años en la Escuela de Minas de la Universidad de Antioquia. Posteriormente estudió derecho en la Universidad Libre de Santafé de Bogotá, a la vez que adquiría amplios conocimientos de matemáticas y música.
Desde muy joven mostró una considerable inquietud literaria, desarrollando un estilo vanguardista e innovador, y ya a los veinte años fue director de la revista literaria Panidas, mientras formaba parte del grupo literario del mismo nombre. Por esas mismas fechas fue secretario privado del general Rafael Uribe Uribe. En 1916 trabajó como cajero contador del Banco Central. Más tarde administraría las obras de prolongación del Ferrocarril de Antioquia por el río Cauca en la zona de Bolombolo.
En 1925 colaboró en la revista Los Nuevos, publicación que reunía a una nueva generación en la que León de Greiff empezó a destacar como escritor. En 1927 contrajo matrimonio con Matilde Bernal Nichols, con quien tendría cuatro hijos: Boris, Hjalmar, Astrid y Axel. Este mismo año fue nombrado jefe de Estadística de la Dirección de Caminos de Antioquia y luego de los Ferrocarriles Nacionales.

En 1945 fue jefe de Educación Secundaria de la sección de becas. Tres años después fue nombrado director del Servicio de Extensión Cultural de Colombia. En 1954 enseñó literatura en la Facultad de Ingeniería, y música en el Conservatorio de la Universidad Nacional. Después de trabajar como profesor, ocupó el cargo de secretario de la Embajada de Colombia en Suecia y viajó como invitado a la Unión Soviética y a China.
Su obra poética es de difícil comprensión, debido a la utilización de un simbolismo oscuro, producto de un imaginario personal muy rico, alimentado, en parte, por su doble ascendencia española y escandinava, que le empujó a servirse de temas desconcertantes para los lectores de su país, ya fueran recreaciones de tradiciones y paisajes lejanos o referencias a autores marginales. Este cruce ancestral sugiere ya la síntesis de diversos lenguajes que caracterizará su obra, esa máquina neobarroca de producir vocabularios, juegos verbales, músicas, en un sistema sinfónico personal sin parangón en la lengua castellana, por lo que no es excesivo afirmar la existencia de una sintaxis greiffiana.
Su singular producción parece venir sólo de sí mismo y, al mismo tiempo, de todas las referencias culturales posibles, desde la espontaneidad de los juglares hasta la perfección renacentista, la extravagancia barroca, la vibración romántica, el lujo modernista, el experimentalismo vanguardista. En ella se evidencia su voluntad de dotar al verso de una gran musicalidad, así como su gusto por la utilización de palabras en desuso, neologismos y onomatopeyas Es palpable la influencia de los principales poetas franceses del siglo XIX (Baudelaire, Rimbaud), pero resulta casi inútil concretar el amplísimo catálogo de autores que nutre su creación. Sus seudónimos insinúan variados registros, entonaciones e influencias: Guillaume de Lorges, Claudio Monteflavo, Diego de Estúñiga, Gaspar von Der Nacht, Gaspar de la Nuit, Sergio Stepansky, Beremundo el Lelo, Leo le Gris, Judas el Obscuro, Matías Aldecoa, Erik Fjorsson, Harald el Oscuro...

Sus dos primeros libros, Tergiversaciones (1925) y el Libro de los signos (1930), contienen algunas de sus poesías más famosas, como la Balada de la fórmula definitiva y paradojal y Balada del mar no visto. Variaciones alrededor de nada (1936) es su libro mayor y el que reúne los mejores momentos del conjunto de sus temas: el amor, la poesía, el silencio, la nada, el viaje y la noche. A ellos hay que añadir Prosas de Gaspar (1937), Farsa de los pingüinos peripatéticos (1942), Fárrago (1955) y Velero paradójico (1959). Todos estos títulos fueron recopilados en sus Obras completas (1960), tras las cuales publicaría aún Nova et vetera (1968).
La obra de León de Greiff mereció distinciones oficiales nacionales (como la Cruz de Boyacá, la Orden de San Carlos y el Premio Nacional de Poesía en 1970), y recibió también reconocimientos internacionales: desde Argentina fue postulado para el Premio Nobel de Literatura, y en Caracas se creó un premio de poesía que lleva su nombre.

MIGUEL DE CERVANTES SAAVEDRA

(Florez Cardona Angy MelizaRendon Arias Santiago-Herrea Ramirez Johan Estiven-Rodriguez Cortes Yulieth Andrea)
(Alcalá de Henares, España, 1547-Madrid, 1616) Escritor español. Cuarto hijo de un modesto médico, Rodrigo de Cervantes, y de Leonor de Cortinas, vivió una infancia marcada por los acuciantes problemas económicos de su familia, que en 1551 se trasladó a Valladolid, a la sazón sede de la corte, en busca de mejor fortuna.
Allí inició el joven Miguel sus estudios, probablemente en un colegio de jesuitas. Cuando en 1561 la corte regresó a Madrid, la familia Cervantes hizo lo propio, siempre a la espera de un cargo lucrativo. La inestabilidad familiar y los vaivenes azarosos de su padre (que en Valladolid fue encarcelado por deudas) determinaron que su formación intelectual, aunque extensa, fuera más bien improvisada. Aun así, parece probable que frecuentara las universidades de Alcalá de Henares y Salamanca, puesto que en sus textos aparecen copiosas descripciones de la picaresca estudiantil de la época.
En 1569 salió de España, probablemente a causa de algún problema con la justicia, y se instaló en Roma, donde ingresó en la milicia, en la compañía de don Diego de Urbina, con la que participó en la batalla de Lepanto (1571). En este combate naval contra los turcos fue herido de un arcabuzazo en la mano izquierda, que le quedó anquilosada. Cuando, tras varios años de vida de guarnición en Cerdeña, Lombardía, Nápoles y Sicilia (donde adquirió un gran conocimiento de la literatura italiana), regresaba de vuelta a España, la nave en que viajaba fue abordada por piratas turcos (1575), que lo apresaron y vendieron como esclavo, junto a su hermano Rodrigo, en Argel. Allí permaneció hasta que, en 1580, un emisario de su familia logró pagar el rescate exigido por sus captores.
Ya en España, tras once años de ausencia, encontró a su familia en una situación aún más penosa, por lo que se dedicó a realizar encargos para la corte durante unos años. En 1584 casó con Catalina Salazar de Palacios, y al año siguiente se publicó su novela pastoril La Galatea. En 1587 aceptó un puesto de comisario real de abastos que, si bien le acarreó más de un problema con los campesinos, le permitió entrar en contacto con el abigarrado y pintoresco mundo del campo que tan bien reflejaría en su obra maestra, el Quijote, que apareció en 1605. El éxito de este libro fue inmediato y considerable, pero no le sirvió para salir de la miseria. Al año siguiente la corte se trasladó de nuevo a Valladolid, y Cervantes con ella. El éxito del Quijote le permitió publicar otras obras que ya tenía escritas: los cuentos morales de las Novelas ejemplares, el Viaje del Parnaso y Comedias y entremeses.
En 1616, meses antes de su muerte, envió a la imprenta el segundo tomo del Quijote, con lo que quedaba completa la obra que lo sitúa como uno de los más grandes escritores de la historia y como el fundador de la novela en el sentido moderno de la palabra. A partir de una sátira corrosiva de las novelas de caballerías, el libro construye un cuadro tragicómico de la vida y explora las profundidades del alma a través de las andanzas de dos personajes arquetípicos y contrapuestos, el iluminado don Quijote y su prosaico escudero Sancho Panza.

Las dos partes del Quijote ofrecen, en cuanto a técnica novelística, notables diferencias. De ambas, la segunda (de la que se publicó en Tarragona una versión apócrifa, conocida como el Quijote de Avellaneda, que Cervantes tuvo tiempo de rechazar y criticar por escrito) es, por muchos motivos, más perfecta que la primera, publicada diez años antes. Su estilo revela mayor cuidado y el efecto cómico deja de buscarse en lo grotesco y se consigue con recursos más depurados. Los dos personajes principales adquieren también mayor complejidad, al emprender cada uno de ellos caminos contradictorios, que conducen a don Quijote hacia la cordura y el desengaño, mientras Sancho Panza siente nacer en sí nobles anhelos de generosidad y justicia. Pero la grandeza del Quijote no debe ocultar el valor del resto de la producción literaria de Cervantes, entre la que destaca la novela itinerante Los trabajos de Persiles y Sigismunda, su auténtico testamento poético.

ERNESTO SÁBATO

(Gomez Palacio Juan Esteban-Pulgarin Ortiz Estiven-Moncada Chica Juan Esteban-Robledo velez Laura Xiomara
(Rojas, Argentina, 1911 - murió en Santos Lugares (Argentina)). Escritor argentino. Ernesto Sábato se doctoró en física en la Universidad de la Plata e inició una prometedora carrera como investigador científico en París, donde había ido becado para trabajar en el célebre Laboratorio Curie. Allí trabó amistad con los escritores y pintores del movimiento surrealista, en especial con André Breton, quien alentó la vocación literaria de Sábato. En París comenzó a escribir su primera novela, La fuente muda, de la que sólo publicaría un fragmento en la revista Sur.
Novelista y ensayista argentino, cuya obra se caracteriza por un profundo contenido intelectual sobre la difícil separación entre las nociones del bien y del mal, y por un estilo brillante e inquietante. Nació en Rojas (Buenos Aires) en el seno de una familia de inmigrantes italianos. Estudió Física y Matemáticas en la Universidad de La Plata; después de doctorarse en 1938, viajó a París para trabajar en los laboratorios Joliot-Curie. Entró en contacto con el surrealismo, experiencia transcendente en su vida ya que decidió adentrarse en los territorios más oscuros del arte apoyándose en el lenguaje del inconsciente y en los métodos del psicoanálisis. Regresó a Argentina en 1940 como profesor de la Universidad Nacional de Buenos Aires. En 1945 publicó unos artículos en el periódico La Nación atacando el régimen de Perón, por lo que se vio forzado a abandonar la enseñanza. Estuvo retirado durante un año y el resultado fue el libro Uno y el universo (1945), una colección de artículos políticos, filosóficos en los que censuraba la moral neutral de la ciencia heredada del siglo XIX. Esta desconfianza en la ciencia le llevó a investigar sobre las posibilidades que ofrecería la literatura para analizar problemas existenciales, y el fruto fue la novela El túnel (1948) en la que el narrador describe una historia de amor y muerte en la que muestra la soledad del individuo contemporáneo. A Sábato le interesaba reflexionar sobre la locura, comprender el motivo por el cual el protagonista mata a la mujer que ama y que es única vía de salvación. La obra tuvo una gran aceptación y sirvió para calificar a su autor como una inquietante y original personalidad literaria.
Sobre héroes y tumbas (1961), considerada la mejor novela argentina del siglo XX, fue su siguiente obra y consagró a Sábato como escritor universal. En ella quiso indagar "las verdades últimas (y muchas veces atroces) que hay en el subsuelo del hombre"; vertió sus obsesiones personales en una clara introspección autobiográfica en medio de las reflexiones sobre la historia argentina; todo a lo largo de la obra se va haciendo negativo, pesimista, sin salida. La novela muestra a los últimos representantes de una familia oligárquica venida a menos, en la que se intercala la historia de los seguidores del general Lavalle que una vez derrotados llevaron el cuerpo muerto de su jefe al exilio; en un tercer plano argumental pero vertebrador de la estructura del libro e imprescindible para el conocimiento del personaje central, Fernando, está el 'Informe para ciegos' que a veces se ha publicado como pieza autónoma, una pesadilla que sufre Fernando culpabilizándose por un incesto cometido y que lleva al autor a introducirse en los abismos infernales más perturbadores, combinando elementos tomados del surrealismo, Nietzsche, Jung y Freud. Aún siguió reflexionando sobre las posibilidades de la novela en Abaddón, el exterminador (1974) de corte autobiográfico más acusado, con una estructura narrativa aparentemente fragmentario, y de argumento apocalíptico en el cual las potencias maléficas rigen el universo y es inútil la resistencia. Su compromiso civil, en defensa de la democracia y del respeto a los derechos humanos, se muestra en ensayos como El otro rostro del peronismo, El caso Sábato, Torturas y libertad de prensa, Carta abierta al general Aramburu (1956), La cultura en la encrucijada nacional (1976); en 1985 presidió la Comisión Nacional que publicó el informe Nunca más sobre la represión llevada a cabo en Argentina por los gobiernos militares desde 1976 a 1983. Toda su reflexión sobre la literatura y especialmente sobre la novela la plasmó en ensayos tan significativos como El escritor y sus fantasmas (1963) y Aproximación a la literatura de nuestro tiempo: Robbe-Grillet, Borges, Sartre (1968). Sábato recibió el nombramiento de Caballero de la Legión de Honor de Francia en 1979, y el Premio Miguel de Cervantes en 1984. En los últimos tiempos, la pérdida progresiva de la vista le alejó de la escritura, aunque descubrió la pintura y a ella dedicó gran parte de sus últimos años.

GABRIELA MISTRAL

(Henao Correa Estefanía-Ortiz Benítez Nallely Andrea-Ortiz Osorio Yesica-Restrepo Quinceno Abelino)
(Vicuña 1889 - Nueva York 1957)
Lucila Godoy, llamada Gabriela Mistral (conocida mejor como Gabriela Mistral), escritora chilena. Hija de un maestro rural, que abandonó el hogar a los tres años del nacimiento de Gabriela, la muchacha tuvo una niñez difícil en uno de los parajes más desolados de Chile. A los 15 años publicó sus primeros versos en la prensa local, y empezó a estudiar para maestra. En 1906 se enamoró de un modesto empleado de ferrocarriles, Romelio Ureta, que, por causas desconocidas, se suicidó al poco tiempo; de la enorme impresión que le causó aquella pérdida surgieron sus primeros versos importantes. En 1910 obtuvo el título de maestra en Santiago, y cuatro años después se produjo su consagración poética en los juegos florales de la capital de Chile; los versos ganadores- Los sonetos de la muerte- pertenecen a su libro Desolación (1922), que publicaría el instituto de las Españas de Nueva York. En 1925 dejó la enseñanza, y, tras actuar como representante de Chile en el Instituto de cooperación intelectual de la S.D.N., fue cónsul en Nápoles y en Lisboa. Vuelta a su patria colaboró decisivamente en la campaña electoral del Frente popular (1938), que llevó a la presidencia de la república a su amigo de juventud P. Aguirre Cerda. En 1945 recibió el premio Nobel de literatura; viajó por todo el mundo, y en 1951 recogió en su país el premio nacional.
En 1953 se le nombra Cónsul de Chile en Nueva York. Participa en la Asamblea de Las Naciones Unidas representando a Chile. En 1954 viene a Chile y se le tributa un homenaje oficial. Regresa a los Estados Unidos.
El Gobierno de Chile le acuerda en 1956 una pensión especial por la Ley que se promulga en el mes de noviembre.
En1957, después de una larga enfermedad, muere el 10 de enero, en el Hospital General de Hempstead, en Nueva York. Sus restos reciben el homenaje del pueblo chileno, declarándose tres días de duelo oficial. Los funerales constituyen una apoteosis. Se le rinden homenajes en todo el Continente y en la mayoría de los países del mundo.
La obra poética de Gabriela Mistral surge del modernismo, más concretamente de Amado Nervo, aunque también se aprecia la influencia de Frédéric Mistral (de quién tomó el seudónimo) y el recuerdo del estilo de la Biblia. De algunos momentos de Rubén Darío tomó, sin duda, la principal de sus características: la ausencia de retórica y el gusto por el lenguaje coloquial. A pesar de sus imágenes violentas y su gusto por los símbolos, fue, sin embargo, absolutamente refractaria a la "poesía pura", y, ya en 1945, rechazó un prólogo de P. Valéry a la versión francesa de sus versos. Sus temas predilectos fueron: la maternidad, el amor, la comunión con la naturaleza americana, la muerte como destino, y, por encima de todos, un extraño panteísmo religioso, que, no obstante, persiste en la utilización de las referencias concretas al cristianismo. Al citado Desolación siguieron los libros Lecturas para mujeres destinadas a la enseñanza del lenguaje (1924); Ternura (1924), canciones para niños; Tala (1938); Poemas de las madres (1950), y Lagar (1954). Póstumamente se recogieron su Epistolario (1957) y sus Recados contando a Chile (1957), originales prosas periodísticas, dispersas en publicaciones desde 1925.

PABLO NERUDA

(Henao Lopez Juan Pablo-Ortiz Arias Isabel Cristina-Ortiz quintero Gustavo-Palacio Restrepo Samuel)
(Seudónimo de Neftalí Ricardo Reyes Basoalto; Parral, Chile, 1904-Santiago de Chile, 1973) Poeta chileno. Comenzó muy pronto a escribir poesía, y en 1921 publicó La canción de la fiesta, su primer poema, con el seudónimo de Pablo Neruda, en homenaje al poeta checo Jan Neruda, nombre que mantuvo a partir de entonces y que legalizó en 1946.
Su madre murió sólo un mes más tarde de que naciera él, momento en que su padre, un empleado ferroviario, se instaló en Temuco, donde el joven Pablo Neruda cursó sus primeros estudios y conoció a Gabriela Mistral. Allí también comenzó a trabajar en un periódico, hasta que a los dieciséis años se trasladó a Santiago, donde publicó sus primeros poemas en la revista Claridad.
Tras publicar algunos libros de poesía, en 1924 alcanzó fama internacional con Veinte poemas de amor y una canción desesperada, obra que, junto con Tentativa del hombre infinito, distingue la primera etapa de su producción poética, señalada por la transición del modernismo a formas vanguardistas influidas por el creacionismo de Vicente Huidobro.
Los problemas económicos indujeron a Pablo Neruda a emprender, en 1926, la carrera consular que lo llevó a residir en Birmania, Ceilán, Java, Singapur y, entre 1934 y 1938, en España, donde se relacionó con García Lorca, Aleixandre, Gerardo Diego y otros componentes de la llamada Generación del 27, y fundó la revista Caballo Verde para la Poesía. Desde su primer manifiesto tomó partido por una «poesía sin pureza» y próxima a la realidad inmediata, en consonancia con su toma de conciencia social.
En tal sentido, Neruda apoyó a los republicanos al estallar la guerra civil y escribió España en el corazón. Progresivamente sus poemas experimentaron una transición hacia formas herméticas y un tono más sombrío al percibir el paso del tiempo, el caos y la muerte en la realidad cotidiana.
De regreso en Chile, en 1939 Neruda ingresó en el Partido Comunista y su obra experimentó un giro hacia la militancia política que culminó con la exaltación de los mitos americanos de su Canto general. En 1945 fue el primer poeta en ser galardonado con el Premio Nacional de Literatura de Chile. Al mismo tiempo, desde su escaño de senador utilizó su oratoria para denunciar los abusos y las desigualdades del sistema. Tal actitud provocó la persecución gubernamental y su posterior exilio en Argentina.

RAFAEL POMBO

(Puerta Saldarriga Gabriel Jaime-Velásquez Arias Yurliany-Hincapie López Alexandra-Orozco Zuleta Sebastián)


(Bogotá, 1833 – 1912) Poeta colombiano al que se considera uno de los nombres fundamentales del romanticismo sudamericano y que fue coronado poeta nacional en 1905.
Su familia formaba parte de la aristocracia criolla: su padre, Lio de Pombo O'Donnel, fue un destacado político, militar y diplomático cartagenero, que entre otras cosas firmó el tratado Pombo-Michelena de límites con Venezuela y se casó en Popayán con Ana Rebolledo, también de alta alcurnia. Rafael fue el hijo primogénito. Su tía paterna, Matilde, fue la madre de los hermanos Julio y Sergio Arboleda, también literatos y periodistas.
Como era costumbre, doña Ana enseñó a Rafael las primeras letras. A los once años, en 1844, ingresó en el seminario. El latín allí estudiado haría de él un diestro traductor de los clásicos; Marcelino Menéndez y Pelayo comentó acerca de sus traducciones: "No las hay más valientes y atrevidas en nuestra lengua". De los poetas grecolatinos tradujo el episodio de Laoconte de Virgilio y a Horacio. También vertió al castellano El poeta moribundo, de Alphonse de Lamartine, y el soliloquio de Hamlet de Shakespeare.

Parece que la inclinación por la poesía nació en Pombo desde muy temprano. Ya a los diez años había copiado versos y traducciones en un cuadernillo que tituló Panteón literario. En 1846 ingresó en el Colegio Mayor de Nuestra Señora del Rosario, donde estudió humanidades; en 1848 recibió el grado en matemáticas e ingeniería en el Colegio Militar que hacía poco había fundado el general Tomás Cipriano de Mosquera.
Aunque nunca ejerció formalmente esta carrera, se sabe que realizó algunos estudios para el mejoramiento urbano de Bogotá. Recién graduado, fue miembro de la Sociedad Filotémica, en cuyo periódico publicó por primera vez poesías bajo el seudónimo de Firatelio. Estas tempranas obras, cargadas de un tono sentimental, dejan entrever ecos de Campoamor, Zorrilla, Garcilaso y del legendario lord Byron.
Posteriormente viajó a Popayán, donde su familia materna tenía propiedades, escribiendo allí dos de sus poemas más conocidos: La copa de vino y Mi amor, firmado con el seudónimo de Edda. En compañía del escritor José María Vergara y Vergara fundó La Siesta, en 1852, órgano literario de marcado tinte romántico.
En 1855 viajó a Nueva York como secretario de la legación colombiana en esta ciudad. Permaneció 17 años en Estados Unidos, siendo ésta su época de plenitud creadora. Tal vez el contacto con una cultura y un idioma de sonoridades diferentes dio un giro universal a su obra. También mantuvo contacto con personalidades de la intelectualidad como Longfellow y Bryant. Tradujo por ese entonces a poetas ingleses, franceses y alemanes, y sus llamados Cuentos pintados se publicaron por primera vez en esa ciudad.
Pombo fue coronado como poeta nacional el 20 de agosto de 1905, en el teatro Colón. El 6 de febrero de 1912 reemplazó a Manuel María Mallarino como miembro de la Academia Colombiana de la Lengua, de la que fue secretario perpetuo.
Con Pombo nace, en un entorno de acento todavía colonial, una poesía nueva en el continente. Su lírica funde subjetividad y meditación filosófica, reflexivo sentimiento del amor y de la naturaleza, pálpito religioso y aprovechamiento de la experiencia. Dios, la naturaleza y la mujer son protagonistas en su obra, así como la rebeldía, el vigor, la ironía, por lo que resulta una extraña suma de autor entre devoto y demoníaco. Su inspiración romántica recorrió los caminos que van de Zorrilla y Víctor Hugo a Byron y Leopardi, pasando por los clásicos griegos y latinos, que se afanó en traducir, así como a muchos ingleses y franceses.
Su obra se puede dividir en tres ciclos que corresponden a tres momentos de la vida del poeta: primera residencia en Bogotá, residencia en Estados Unidos y segunda estadía en Bogotá. Pombo entiende desde muy temprana edad que su quehacer es escribir: "De que soy poeta apenas tengo estos datos: Que no sirvo para nada, sino para hacer versos". Sus primeros poemas fueron publicados bajo el título Exabruptos poéticos de Rafael Pombo.

En 1855, Rafael Pombo escribió La hora de las tinieblas, poema compuesto por 61 décimas, que abre y refleja de manera fidedigna la segunda etapa de su producción. Estos versos manifiestan un sentimiento de escepticismo y desesperanza propio del más genuino espíritu romántico. El poema Noche de diciembre retoma la temática de La hora de las tinieblas: es el escepticismo y la desesperanza, tal vez con mayor madurez literaria, pero con el mismo sentimiento y espíritu.
Entre los más logrados poemas de Pombo escritos en Norteamérica se ha querido destacar Al Niágara y Elvira Tracy. En el primero hay una constante oposición entre la civilización moderna y la vida bucólica, entre la utilidad y el desinterés, entre lo artificial y lo natural, donde lo segundo siempre triunfa por sobre lo primero. Elvira Tracy es un canto al amor verdadero, a la pureza femenina, a la inocencia; es un canto en el que se cumple el ideal romántico de morir en la plenitud de la belleza y en el inicio de la vida.
Más que un poeta del amor, Pombo canta a la amada, y más aún a la compañía de la amada. En efecto, la mujer amada es, para el vate bogotano, la suma e interpretación de toda la creación. Al lado del Pombo sentimental encontramos, por momentos, un poeta preocupado y angustiado por los grandes problemas metafísicos. En ese campo, la religiosidad de Pombo se torna a veces en misticismo.
Otro de los temas recurrentes en su obra es la historia y las manifestaciones de la cultura local. En este ámbito sobresalen sus poemas a la patria y al folclore nacional. Finalmente, cabe destacar, la inclinación de Pombo por la literatura infantil, en donde da rienda suelta a su fascinación por lo fabuloso y lo mágico.
La obra completa de Pombo se publicó por vez primera en 1916, en cuatro volúmenes. El primero y el segundo contienen su obra poética; el tercer tomo lo constituyen sus traducciones, y el último encierra sus Fábulas y verdades, Cuentos pintados y Cuentos morales para niños formales, entre los que se halla relatos como Simón el bobito, La pobre viejecita, Mirringa y Mirronga y Fuño y Furaño, que aún hoy en día son leídos por niños y adultos. Pombo dejó también numerosos artículos de crítica literaria.

JOSÉ ASUNCIÓN SILVA

(Martinez Cortes Jhon Estiven-)

José Asunción Silva (Bogotá, 27 de noviembre de 1865 - Ibídem, 23 de mayo de 1896) fue un poeta colombiano. Parte de su importancia para la literatura estriba, esencialmente, en haber sido uno de los más importantes precursores del Modernismo, y, según otro sector de la crítica, uno de los más importantes escritores de la primera generación de modernistas.
Nace en el seno de una familia acomodada formada por Ricardo Silva Frade y Vicenta Gómez Diago. Tuvo cinco hermanos, tres de os cuales murieron muy jóvenes, solo quedó su hermana Elvira que fue su gran amiga y confidente durante toda su vida.
Estudió en el Colegio de San José y en el colegio Liceo de la Infancia. En 1878 dejo los estudios y comenzó a trabajar en el almacén de su padre, y empezó a escribir las poesía que más adelante recogería en el libro Intimidades.
A fines de octubre de 1884 viajó a París, en esta época Silva lee copiosamente, vive con intensidad la vida sofisticada de París y viaja a Londres y a Suiza. Este viaje marcará un cambio de rumbo en su poesía.
En 1886 regresó a Bogotá transformado en un dandy parisino. En junio de 1887 murió su padre dejando el negocio en bancarrota. El poeta se enfrentó a la crisis económica, y tuvo fuerzas para iniciar la redacción de su novela De sobremesa.
En enero de 1891 murió su hermana Elvira, a la que dedicará uno de sus más famosos poemas: Nocturno III.
Viajó a Venezuela. En los años posteriores su actividad literaria se afianzó y se relacionó con numerosos artistas así como con los redactores de El Cojo Ilustrado y Cosmópolis.
En enero de 1895 cuando regresaba a Colombia naufragó el vapor en el que viajaba, lo que hizo que perdiera sus manuscritos.
Intentó reescribir algunas de las obras y reflotar su situación económica estableciendo una fábrica de baldosines que fracasa.
En 1896 le pidió a su doctor que le marcara en el pecho el sitio exacto del corazón, y al día siguiente, el veinticuatro de mayo, fue encontrado muerto con un tiro en el pecho.

Obras de José Asunción Silva

A pesar de ser considerado como uno de los grandes de la literatura, la obra de José Asunción Silva no es muy extensa. Se ha querido encuadrar al gran poeta colombiano en el romanticismo y en el modernismo, pero en realidad, nos encontramos ante un poeta excepcional con características singulares. Más que romántico, es un posromántico poderosamente influido por Bécquer y Edgar Allan Poe; se resiste a incorporarse a la corriente modernista que acaudilla Rubén Darío, pero es por sus calidades un precursor y hasta un iniciador del modernismo.
Una primera etapa está marcada por el romanticismo; así lo demuestra su libro Intimidades, poemas escritos entre los 14 y los 18 años de edad. La obra incluye 59 composiciones (por lo menos dos de ellas en forma fragmentaria), entre las cuales, más de 33 permanecían inéditas. Este libro constituye, tal vez, la fuente más rica de la obra escrita en verso por el poeta colombiano (los poemas sólo fueron publicados en su totalidad en 1977).
En esos primeros escritos, Silva afianza su voluntad de poeta. Desde el primer poema, Las ondinas, se anuncia el tono general, una obra de gótico romanticismo, de textos lúgubres llenos de misterio; el mundo del poeta es el mundo de los muertos, de la luna, de las "húmedas neblinas...", como cita Eduardo Camacho Guizado.

Dice Silva en su prólogo de 1882 al poema Bienaventurados los que lloran de Federico Rivas Frade (1858-1922) que Bécquer y sus imitadores "encierran en poesías cortas, llenas de sugestiones profundas, un infinito de pensamientos dolorosos". Juan Gustavo Cobo Borda afirma que este prólogo debe leerse a su vez como autobiografía y poética de Silva, que "entiende la poesía como una actividad cercana a lo religioso, como plegaria o rezo, susurro o confidencia". Por lo menos cuatro composiciones de Intimidades son versiones de textos de Víctor Hugo. Silva quiere evadir la realidad santafereña y se refugia en su soledad para ir en busca del más allá, de los "paraísos imaginarios" que le sugiriera Baudelaire.
Sin embargo, es El libro de versos la obra considerada de mayor relevancia en la producción literaria del poeta. Un primer gran tema de esta compilación poética lo constituye la infancia, que frente al presente negativo y doloroso parece ser la época más feliz de la vida; pero también existen otras preocupaciones: el poeta y su pasado histórico. La evocación de su infancia personal se hace reflexión épica sobre el pasado histórico latinoamericano, sobre su futuro y su presente. Al pie de la estatua es un poema dedicado al Libertador Simón Bolívar, en el cual el prócer se dirige al poeta. Éste es el único poema que Silva escribe sobre América y que muestra su naciente preocupación histórica y política.
En "Infancia" Silva plasma sus vivencias de niño; aparecen los personajes de los cuentos infantiles: Caperucita, Barba Azul, Gulliver o el ratón Pérez. El vate colombiano describe aquí sus años de escuela, sus juegos, las historias de la abuela, los paseos al campo... Miguel de Unamuno sugiere que el poeta busca la muerte sólo por la imposibilidad de seguir siendo niño: "El mundo le rompió con el sueño la vida".
Una segunda preocupación de Silva la constituye el amor, como se aprecia en el Nocturno II ("Poeta, di paso...") y en el Nocturno. La pretendida ambigüedad de sus sensaciones íntimas, especialmente en relación con su hermana Elvira, expresadas a raíz de la muerte de ésta en el famoso tercer Nocturno, ha sido apasionadamente comentada por la crítica; a pesar de todo, y a pesar también de la caprichosa elaboración de los versos, el prodigioso conjunto de este Nocturno de ritmo tetrasilábico es un monumento lírico indiscutible. En una tercera instancia de este Libro de versos, Silva quiere abarcar distintos temas; aquí se recuerdan sus composiciones Un poema y Vejeces. En la última sección, Silva nos revela todo su desengaño del mundo y su pesimismo, como lo anunciara el título de su poema Ceniza o Día de difuntos.
Otro libro unitario en la obra de Silva lo constituye Gotas Amargas. En esta obra las intenciones poéticas de Silva son diferentes y de claro contenido satírico. Existen otros poemas de Silva de tono satírico no incluidos en estas trece gotas, como por ejemplo Psicopatía de El libro de versos. Al parecer, Silva dio poca importancia a estos poemas, que no consideraba dignos de su talento.

La sátira abarca temas tales como la literatura de la época, a la que Silva califica de sensiblerías "semi-románticas". También son tema de mofa la afectación intelectual, los poetas "grandiosos y sibilinos", los lectores que confunden la literatura con la vida, las creencias religiosas de su sociedad y de su tiempo, así como sus convenciones sociales, morales y sexuales. Los poemas dispersos, recogidos bajo el título de Versos varios, son traducciones y versiones de poemas europeos (franceses en su gran mayoría), así como poemas juveniles y unos pocos posteriores a El libro de versos.

La narrativa: De sobremesa
De sobremesa se considera la obra precursora de la novela modernista. El texto nace de una sugerencia que le hace su amigo Emilio Cuervo Márquez, quien insta a Silva a escribir una novela sobre Bogotá; el poeta responde que escribirá la novela cuando Bogotá cuente con más de medio millón de habitantes, es decir, cuando los bogotanos hayan superado su estrecha mentalidad provinciana. Sin embargo, Silva se decide, y De sobremesa pasa de ser una novela sobre Bogotá a la novela de un bogotano que reside en París.

WILLIAM OSPINA

(Casas Martinez Daniela - Monroy Bonilla Wendy Vanessa )
William Ospina, ganador del premio Rómulo Gallegos 2009, con su novela "El País de la Canela".
William Ospina, nació en Padua (Tolima). Hizo el bachillerato en el Colegio San José de Fresno y estudió Derecho en la universidad de Santiago de Cali. Nunca supo en qué momento los códigos y las leyes quedaron rezagadas por la lectura de los clásicos griegos. Aristófanes y el gran Herodoto, le resultaron siempre más interesantes que el Código de Procedimiento Penal. El escritor pertenece a esa generación de colombianos que creció durante el Frente Nacional. Que vio crecer en contrapeso a la corrupción, un movimiento estudiantil preocupado por los los problemas del país.
Fueron también los días del boom latinoamericano y la literatura siempre ocupó un lugar importante en esas disertaciones. Borges, Cortázar, Paz, estaban en boca de todos, y William Ospina intercalaba la lectura de sus obras con Píndaro y Browning, Virgilio y Rimbaud, Fray Luis de León y Alejandra Pizarnik. En 1979, con un manojo de poemas y varios ensayos publicados, renuncia al Derecho y empieza a trabajar en revistas escribiendo notas de temas diversos. Perfiles de personajes y grandes escritores, análisis y reseñas literarias. También colabora en algunos proyectos publicitarios, que le sirvieron para reunir un dinero y viajar a Europa.

Vivió en Paris, en un barrio bohemio, repleto de artistas y pensadores. Recorrió Alemania, Bélgica, Italia, Grecia y España, para darse cuenta que su futuro estaba en su tierra natal, donde todo estaba por hacer. Regresa a Colombia en 1981. Traía en mente un estudio acerca de la obra de Aurelio Arturo, poeta moderno que como él, nació en un pueblo, La Unión (Nariño) Morada al sur, la máxima obra de Aurelio Arturo, fue para nuestro escritor, un hallazgo en esos días, que buscaba con ansias una voz americana. La lectura y relectura de la obra de Arturo, fallecido en Bogotá en 1972, lo llevó a escribir una serie de ensayos que tituló, La palabra del hombre, con los cuales obtuvo en 1982, el Premio Nacional de Ensayo que otorgó la Universidad de Nariño (Pasto).
En 1986, William Ospina publicó su primer libro de poemas Hilo de Arena, y luego el segundo volumen, La luna del dragón, en 1991. Ambos títulos lo hicieron merecedor de un puesto relevante en el panorama de la nueva poesía colombiana. Auspiciado por la Casa de Poesía Silva, se le encomienda una serie de ensayos sobre la poesía indígena de la Conquista, que hará parte del libro la Historia de la poesía colombiana. Esta reveladora experiencia le llevó a adentrarse a los oscuros caminos del pasado y revelar de una historia escrita por los vencedores, el testimonio de los vencidos. En 1992, todo este cúmulo de conocimiento ancestral le lleva a ganar el Premio Nacional de Poesía con el poemario El país del viento.
El 13 de julio de 1993, en compañía de un grupo de escritores y artistas entre los que se destacaban el poeta Darío Jaramillo y Guillermo González, se funda la Revista Número, en donde todavía escribe ensayos y numerosos artículos. Es en esta revista, que aparece en 1996 el ensayo La Franja Amarilla, uno de sus textos más hondos acerca de un nuevo pensamiento colombiano. En el año 2002, aparece Las Auroras de Sangre , una obra monumental que surge de un largo y minucioso estudio del poeta Juan de Castellanos, considerado el primer poeta nacido en Colombia.
En el año 2005 publicó Ursúa, un relato de ficción basado en hechos reales. La historia nos lleva a la piel de Pedro de Ursúa, un feroz conquistador español, a quien la historia lo enaltece como fundador de la ciudad de Pamplona, pero que gracias a la ardua investigación de Ospina, descubrimos que este hombre es un ejemplo de los desmanes y tambien aciertos que tuvieron los conquistadores españoles.
Con El país de la canela , su segunda novela, recorre la mirada desconocida de un hombre foráneo en un paseo vertiginoso por las selvas amazónicas. Esta obra le mereció ganar en el año 2009, el premio Rómulo Gallegos, que en versiones anteriores han ganado autores como Gabriel García Márquez y Mario Vargas Llosa. En estos momentos, prepara la tercera novela que cierra la trilogía del descubrimiento y colonización de América, que se llamará La Serpiente sin Ojos.

En sus propias palabras
"El hallazgo de la obra de Juan de Castellanos me aproximó no sólo a los hechos de la Conquista, sino a las atmósferas y los detalles de esas campañas: cómo quedaron impresos los colmillos del caimán en el flanco de la canoa, que pasó con el hombre que en plena selva se tragó un sapo, cómo era esa barca para doscientos hombres tallada en el tronco de un árbol, donde les ponían a las flechas como punta dientes de tiburón y puyas de rayas. Al cabo de años de leer esas cosas, ya me sentí capaz de contar una historia ambientada en el siglo XVI en las selvas de América".
"Mi desafío era el de alcanzar un doble asombro: el de los jinetes sobre sus bestias de hierro avanzando por un mundo desmesurado, irreconocible, tan bello como peligroso, y el de los hombres y las selvas del nuevo mundo viendo llegar ese tropel de espadas y de leyendas. Un escritor de América Latina hoy no puede ignorar que está escribiendo después de Borges y de Rulfo, de Neruda y de García Márquez, y en la lengua riquísima que tenemos después de ellos para interrogar nuestro pasado y nuestro futuro".
"Todo lo que escribo es real, yo me encargo sólo de poner algunos detalles".
"Estamos en un proceso de redefinición. Hoy América Latina vuelve a preguntarse quién es, y es natural porque el mundo no deja de cambiar. Afortunadamente, cada vez que nos preguntamos, la respuesta es distinta, y eso tiene muchas posibilidades literarias".